CANDIDATO PANAMEÑO APOYÓ AL SANDINISMO EN AÑOS 80
Juan Carlos Varela, uno de los favoritos para ganar las elecciones del domingo en Panamá, llenó en los años 80 de banderas rojinegras su colegio y vendió camisetas para ayudar al sandinismo y a las víctimas de la guerra.
Actualmente es un próspero fabricante de ron y ferviente católico de 50 años, la oveja descarriada del gobierno de Ricardo Martinelli, del que es al mismo tiempo vicepresidente y adversario.
Esta sería la revancha de Varela, quien asegura que será un presidente con la «firmeza» del exmandatario colombiano Álvaro Uribe y el «corazón» de la presidenta chilena, Michelle Bachelet.
Es un colaborador del Opus Dei y admirador del Papa Juan Pablo II, recientemente canonizado. «Su fe logró cambiar el mundo», asegura este ingeniero industrial egresado del Instituto Tecnológico de Georgia (Estados Unidos).
«Sólo soy un colaborador (del Opus), soy un pecador», dijo a la AFP Varela, quien lleva en su mano izquierda una pulsera de San Benito que le regaló su esposa, con quien tuvo tres hijos.
Su religiosidad no le ha impedido hacerse millonario vendiendo ron, con la empresa familiar «Varela Hermanos» en la que ha ocupado cargos directivos. Sus opositores lo acusan de no pagar el salario mínimo a sus trabajadores, algo que desmiente.
Al frente del Partido Panameñista (derecha), Varela cedió sus aspiraciones presidenciales en 2009 para integrar la alianza Cambio Democrático (CD, derecha), capitaneada por Martinelli, que arrasó en las urnas con más del 60% de los votos.
Martinelli se habría comprometido a devolverle el apoyo en 2014, algo que no ocurrió porque el propio mandatario cesó en 2011 a Varela de su cargo de canciller. Desde entonces se han enfrascado en una batalla por la paternidad de las obras y programas sociales de la actual administración.
Varela, quien dice sentirse «orgulloso» de su aporte al gobierno de Martinelli, asegura que su gobierno será de «diálogo, consensos y unidad nacional».
Entre sus propuestas figura el control de precios de 22 productos para bajar la inflación (4% en 2013) en una economía dolarizada, llevar agua potable a todo el país, educación bilingüe con 50 nuevas escuelas, aumentar las becas y pensiones, además de nuevas líneas del metro y un cuarto puente sobre el Canal.
Varela, activo militante del Partido Arnulfista -de donde inició un movimiento de renovación, el Partido Panameñista, asegura que su vida pública está destinada a la «justicia social».
El candidato afirma que quedó marcado de joven por los jesuitas y por las guerras civiles de El Salvador y Nicaragua, en la segunda mitad del siglo XX.
«La pérdida de vidas en Nicaragua y El Salvador marcó mi vida de joven y me ayuda a luchar para que esos conflictos nunca regresen ni a Panamá ni a la región», asegura Varela, alguno de cuyos familiares han sido ministros o diputados.
Su profesor de matemáticas, Alberto Lopolito, aseguró al canal Telemetro que en esa época Varela llenó su colegio de banderas sandinistas y vendió camisetas para recaudar fondos de ayuda a Nicaragua durante la guerra.