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NO ESTAMOS ENTRE PAÍSES CON MÁS MUERTES POR RAYOS

rayos y centellasCuando las atronadoras descargas de las tormentas eléctricas del invierno que se aproxima le hagan temblar y buscar refugio, quizás le sirva entonces conocer que Nicaragua no está en la lista de países de América Latina con más muertes por rayos.

Pero no hay que confiarse, porque aunque en un estudio realizado hace poco en Brasil no estamos entre las principales estadísticas al respecto, en los diarios cada año leemos sobre los varios muertos provocados por las centellas caídas del cielo.

La encuesta realizada por el Grupo de Electricidad Atmosférica (ELAT), un organismo vinculado al Ministerio de Ciencia y Tecnología del país sudamericano, reveló que Brasil lidera el número de muertes en números absolutos, por ser el país más poblado y recibir la mayor cantidad de rayos (un promedio de 50 millones por año).

Pero Cuba y Panamá tienen la mayor proporción de muertes causadas por este fenómeno natural, debido a la alta densidad de descargas eléctricas y el bajo nivel de infraestructuras, según la información sobre el estudio brasileño publicado por BBC Mundo.

El número absoluto de muertes por año, es el siguiente: Brasil: 130; Colombia: 74; Perú: 68; Cuba: 65; Panamá: 17; Argentina: 13; Venezuela: 13; Bolivia: 7; Paraguay: 6; Uruguay: 5 y Ecuador: 5.

En los últimos años los rayos mataron a un promedio de 1,7 personas por cada millón de habitantes en América Latina, contra el 0,1 por millón de habitantes en los países desarrollados.

Esto significa que la incidencia de muertes por rayos en América Latina es 17 veces mayor que en Europa y Estados Unidos.

En caso de tormenta, estas son las recomendaciones:
• No salga de casa cuando hay fuertes lluvias.
• En casa, no utilice teléfonos con cable, no se pare cerca de enchufes, puertas y ventanas de metal y no toque equipos eléctricos.
• Si está afuera, busque refugio en: autobuses u otros vehículos no descapotables; residencias o edificios que tengan protección contra rayos; refugios subterráneos, como el metro o algún túnel; grandes edificios con estructuras metálicas, en barcos o navíos metálicos cerrados; en valles o quebradas.
• En el exterior evite: tener en la mano objetos metálicos largos como cañas de pescar, trípodes, palos de golf; volar cometas y aviones de aeromodelismo con conexión de cable; los paseos a caballo; nadar; permanecer en grupos.
• Pequeñas estructuras (tiendas, chozas y graneros ), vehículos descubiertos y los árboles no ofrecen protección.
• Evite la cima de colinas y edificios, las áreas descampadas, estacionamientos y lugares cercados con alambre, las torres y los árboles aislados.

La corriente eléctrica asociada a un rayo varía entre 30,000 amperes y 10 veces ese valor. Genera temperaturas cercanas a los 20,000 oC, el triple de la existente en la superficie solar, y puede alcanzar una longitud de varios kilómetros.

Su duración es de unos 30 microsegundos. Los rayos se desplazan a gran velocidad, hasta de 220 000 km/h, pero una vez que aparecen, el resplandor luminoso que los acompaña viaja a una velocidad mucho mayor, de 300,000 km/s (la velocidad de la luz) por lo que prácticamente se ven en el mismo instante que caen, cualquiera sea la distancia a que uno se encuentre.

El sonido acompañante viaja a una velocidad mucho menor, por lo que suele haber un intervalo notable entre la observación del rayo y la posterior audición del trueno acompañante, que generalmente es el que nos da llena de pavor.

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