El Salvador lidera la precaria fuerza aérea centroamericana
La calidad de tercermundistas de los países centroamericanos se evidencia hasta en los medios bélicos que tenemos, y la prueba más reciente es la compra de la chatarra aérea que realizó El Salvador en Chile, país que se apresuró a venderle diez viejos aviones Cessna A-37B Dragonfly, que tienen al menos 40 años de existencia.
Pese a las críticas –y hasta burlas-, que dicha adquisición provocó, El Salvador es actualmente el país del istmo con la mejor fuerza aérea, incluso por encima de los vetustos F-5 hondureños que sacan de vez en cuando para atemorizar a sus vecinos.
La publicación Infodefensa.com señala que pese a las explicaciones de las autoridades cuscatlecas, en torno a que las aeronaves son para combatir el narcotráfico y el crimen organizado, el desbalance aéreo está dado debido a que son los turbo reactores de ataque ligero en mejores condiciones de operación en la región.
Antes, el desbalance lo provocaban los Northrop F-5 de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), que se encuentran fuera de servicio desde hace varios meses por falta de presupuesto del Gobierno de Hondura.
Esos F-5 han sido utilizados para atemorizar en el Golfo de Fonseca, y en los años 80 del siglo XX, década en que los Estados Unidos se los entregaron a Honduras, dos de ellos fueron empleados para desalojar a la tropa de Batallones de Lucha Irregular (BLI), de Nicaragua, que habían incursionado en territorio catracho para destruir los campamentos contrarrevolucionarios, aunque su uso fue más bien como impacto sicológico.
Infodefensa.com recuerda que hace algunas en Honduras se planteó renovar y repotenciar la totalidad de su flota aérea militar, no obstante, el obstáculo ha sido la falta de presupuesto, con todo y que dicho país tiene un impuesto especial para algunas empresas a fin de financiar proyectos de seguridad y defensa nacional. El apoyo técnico vendría de la industria militar de Israel.
También se ha vuelto a hablar de una posible cooperación brasileña para que Honduras se haga de una flota de Súper Tucano.
Igualmente se menciona una posible donación a Honduras por parte del Gobierno de Taiwán, de hasta cuatro helicópteros, posiblemente del modelo Bell UH-1H, como los que obsequió a la Fuerza Aérea Guatemalteca (FAG), hace más de un año.
Guatemala pudo despuntar el desbalance aéreo militar en la región (producto de una mejor administración del presupuesto y decisión operativa de invertir en un equipo de largo plazo y no motivada por una tendencia bélica) con la adquisición de los Embraer EMB314/A-29 Súper Tucano, cuya compra fue suspendida por el presidente Otto Pérez, bajo el argumento de sobreprecio.
Posteriormente, se buscó también la repotenciación de sus antiguos Aravá con Israel, pero se supo recientemente que tampoco hay presupuesto en el Gobierno guatemalteco para dicho proyecto.
En Honduras, los únicos aviones completamente operativos de la FAH, de reciente incorporación, son cuatro sencillos monomotores Maule MXT-7-180 que Estados Unidos donó en 2012.
En cuanto a Nicaragua, Infodefensa.com señala que solo cuenta en su grueso de Fuerza Aérea con los vetustos helicópteros rusos MI-17, donados en los 80 por la entonces Unión Soviética, y que solo hay anuncios del presidente Daniel Ortega que reforzará con mejores aviones.
Pese a la activa cooperación de Moscú, no hay un proyecto concreto de modernizar la Fuerza Aérea nicaragüense, que se enlutó el año pasado con el accidente de un MI-17, donde pereció la mayoría del Estado Mayor.
Mientras Costa Rica y Panamá, que no poseen como tal fuerzas armadas y por consiguiente una Fuerza Aérea, sí han apostado a reforzar sus sectores aéreos de seguridad pública, si bien no en ala fija pero sí en rotativa, con la adquisición costarricense reciente de dos MD Helicopters MD600N y de los panameños con seis Agusta Westland AW139.