Medicina en bulevares
La cañafístula u hojasén es uno de los primeros medicamentos que afloran a la mente de las personas ya mayores. La razón es simple: era el principal vermífugo utilizado por los padres en décadas pasadas para combatir los ataques de parásitos.
No era un árbol que poblaba nuestros patios, pese a la singular belleza de sus flores, pero es que la gente tiende a preferir las especies frutales, a las que se puede sacar mayor usufructo.
Sin embargo, las vainas de cañafístula eran y son vendidas en los mercados de Managua y otros del país. Los conocimientos sobre este árbol que llega a alcanzar hasta 30 metros de altura, se han ido profundizando en la medida en que la medicina natural avanza, según nos dicen médicos de Tanyari, clínica de Medicina Oriental ubicada en el Centro Comercial Managua.
La ventaja actual es que algunas administraciones edilicias decidieron sembrar cañafístula en distintos bulevares de la capital, y ahora, aparte de su espectacular floración que hace que también se le llame “Lluvia de oro”, también están las vainas al alcance de quien se decida a tomarlas.
La Fundación Isnaya, con sede en Estelí, señala que fray Francisco Ximénez, en su Historia Natural del Reino de Guatemala, menciona la abundancia de estos árboles en tierras calientes y húmedas (Williams 1981).
En la región de Petén se observa el árbol en las orillas de las aguadas y ruinas de antiguas ciudades Mayas (Lundell, 1937). Se ha introducido en otras regiones tropicales del Viejo Mundo como árbol orrnamental por lo vistoso de sus flores (Geilfus 1989, Morton 1981, Standley & Steyermark 1946).
La cañafístula fue reportada por 83 personas en Nicaragua como planta medicinal, señala Isnaya; 9 (10.8 %) de ellas refieren usarla para el hígado; en menor porcentaje, la utilizan para afecciones de la sangre, afecciones del estómago, afecciones de la piel y tos.
La actividad laxante o purgante se atribuye a las antraquinonas, que aumentan el tono del músculo liso en la pared del intestino grueso (Arteche 1992).
La cañafístula posee además actividad antibacteriana contra Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Bacillus subtilis (Gupta 1995), Staphylococcus flexneri, S. dysenteriae y S. paratyphi A y B (Duke 1986).
En otros países usan la pulpa de las vainas se usan como laxante1 (en infusión por vía oral), y para tratar afecciones respiratorias como catarro, gripe y resfrío. Además para sarampión, tos, tosferina y urinarias, derrame biliar, hinchazón, varicela y diabetes. Con las flores se prepara un jarabe para el estreñimiento.
La decocción de las hojas se usa para tratar cálculos biliares, y enfermedades renales.
De manera tópica, las hojas se usan para tratar picadura de avispas, la cataplasma de la pulpa del fruto se usa para golpes y contusiones, reumatismo, mordeduras de culebras, tumores y cáncer. El rizoma se usa contra enfermedades de la piel, y la corteza como astringente
Efectos adversos, indeseables y contraindicaciones
Está contraindicado su uso en el embarazo y lactancia, menstruación, estados inflamatorios intestinales y uterinos; puede producir gastroenteritis con dolores cólicos.
Por su contenido de derivados antroquinónicos no es recomendable su uso en forma continuada (Arteche 1992).
Para el estreñimiento Isnaya recomienda hacer un jarabe de la siguiente forma: quebrar dos cuartas de vaina de cañafístula, extraer la pulpa en una taza, agregarle media taza de agua hirviendo. Colar y agregarle una taza de azúcar. Calentar en baño María, envasar y agitar cuando esté frío. Administrar 1-2 cucharadas 2 veces al día, durante tres días. Luego reducir la dosis, fraccionándola durante tres días.
Jarabe contra ascarisis lumbricoide y teniasis: El mismo procedimiento anterior, pero es una sola dosis de media taza. Después hay que suministrar suero oral según normas de rehidratación.