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Ambientalistas nicaragüenses no creen en cumbres sobre clima

gasesEn medio de una sequía que ya se perfila como histórica, ambientalistas nicaragüenses restaron credibilidad a la Cumbre del Clima 2014 que se realizará el martes en Nueva York, alegando que ese tipo de encuentros “ya no convencen” debido a que los países grandes siguen haciendo lo que les da la gana.

El martes se reunirán en Estados Unidos 120 jefes de Estado, entre ellos el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en respuesta a un urgente llamado del presidente de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.

Y no es que las organizaciones ambientalistas desconfíen de los mandatarios. Su escepticismo se basa en los encuentros anteriores, donde pese a los compromisos, nada cambió para controlar la emisión de los gases de efecto invernadero, cuya excesiva presencia en la atmósfera (396 partes por millón, en el caso del dióxido de carbono) ha calentado el planeta al punto de provocar el llamado cambio climático de la actualidad.

«Es un evento político importante, porque van a estar 120 jefes de Estado, pero lo que necesitamos son mecanismos que brinden resultados», dijo a Efe la oficial de Cambio Climático del Centro Humboldt y de Sufwatch Latinoamérica, Tania Guillén.

Según las Naciones Unidas, la Cumbre de New York «diferirá de las anteriores en que su objetivo es fomentar la acción por parte de los gobiernos, las empresas, las instituciones financieras, la industria y la sociedad civil, mediante compromisos nuevos y contribuciones a la Cumbre que sean relevantes, ampliables y exportables, cuyo objetivo sea ayudar a cambiar el rumbo del planeta hacia una economía baja en carbono».

De hecho, Ban Ki-moon espera que esta no sea una reunión sin trascendencia, pues él mismo «comprometió» personalmente a varios presidentes del mundo para que viajaran a New York, entre ellos al nicaragüense Daniel Ortega.

Aun así, la desconfianza no cambia en las organizaciones no gubernamentales dedicadas al cambio climático en Nicaragua.

«No va a ocurrir nada extraordinario», afirmó a Efe el presidente de la Mesa Nacional para la Gestión del Riesgo (MNGR), Denis Meléndez.

La incredulidad nace del incumplimiento del Protocolo de Kioto, un compromiso mundial para reducir las emisiones de carbono por debajo del 5 % respecto a 1990, cuando estaban en 350 partes por millón, y, por otra parte, de la falta de obligación para que las acuerdos se cumplan.

«Todo esto, la Cumbre de New York y la COP 20 de Lima, es una preparación para lo que se supone estará pasando en la COP 21 de París», resaltó Meléndez.

En diciembre de 2015 los países deberán decidir si el Protocolo de Kioto queda anulado de forma definitiva, se revalida como está, lo renuevan con cambios, o se sustituye.

Pero la clave, más allá de las firmas, está en que los acuerdos se conviertan en mandatos legalmente vinculantes, según los ambientalistas nicaragüenses.

«El único concepto válido para que algo cambie es «legalmente vinculante», esto significa que cada uno de los países va a estar en la obligación de adoptar lo que ahí se acuerde», insistió el presidente de la MNGR.

Tanto jefes de Estado como ambientalistas, saben que el tiempo se agota.

Los niveles de concentración del dióxido de carbono alcanzaron las 396 partes por millón en 2013, según la Organización Meteorológica Mundial.

Ahora queda poco margen para alcanzar el umbral simbólico de las 400 partes por millón, que marcan el punto crítico de sobrecalentamiento excesivo, según las advertencias de las Naciones Unidas.

El calentamiento global se traduce en huracanes, inundaciones, sequías, plagas y otros desastres, que se multiplicarán si las cumbres no se traducen en acuerdos legalmente vinculantes que obliguen a los responsables a pagar por los daños, según los ambientalistas de Nicaragua.

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