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Nicaragua para principiantes

surfPatricia Rey Mallén |CondéNast Traveler

¿Es Nicaragua el secreto mejor guardado de Centroamérica? Hasta hace poco, el país era un rumor, un consejo entre viajeros: “Nicaragua es dónde está la auténtica experiencia”. Era el destino preferido de los que se preciaban de mochileros y aventureros, mientras que los llamados “turistas” flotaban hacia los más desarrollados Costa Rica y Panamá.

Había algo de motivo en la desconfianza: años de inestabilidad política y desastres naturales empañaron la imagen de Nicaragua, que se convirtió en presencia habitual en las listas de “no recomendado viajar” de embajadas de todo el mundo.

Pero todo está en el pasado, tanto la mala fama como el secreto. Les han vencido la espectacularidad de la isla de Ometepe, el encanto de antaño de Granada y las aguas transparentes de las Corn Islands. Considerado “Costa Rica a precios populares”, mochileros, jubilados y familias vienen en busca de aventura, Nicaragua es, si acaso, un secreto a voces.

1. Surfea la costa del Pacífico

Antes de los mochileros, vinieron los surferos. Las olas de Nicaragua son famosas en el mundo entero, y profesionales y amateurs por igual vienen en masa a este pedazo de costa del Pacífico. Con mil escuelas y campamentos de surf para escoger, San Juan del Sur – enclave hippy centroamericano por excelencia – es una buena opción para neófitos. Los expertos pueden poner a prueba su pericia en Popoyo, Santana y Colorado, más al norte, que suben un nivel, o varios, en dificultad y adrenalina.

2. Escala un volcán (o dos)…

La isla de Ometepe es una maravilla geológica: dos volcanes en medio del lago Nicaragua. Concepción y Maderas, se adivinan desde Rivas, al otro lado del lago, y el viaje en ferry se pasa en una cuenta atrás emocionada. Los “volcanes gemelos” son, además de la postal perfecta, la actividad estrella de Ometepe: una visita a la isla no está completa sin coronar la cima de uno de ellos. Escalar Arenal, en Costa Rica, lleva unas seis horas y es apto para todos los niveles; Concepción se corona en nueve, y está reservado a montañeros con experiencia.

3.…Y deslízate por la ladera del otro

¿Sufrir hasta la cima no es lo tuyo? Entonces baja desde ella. El volcán Cerro Negro, al Occidente del país, es famoso por su arena oscura, perfecta para sandboarding: el arte de deslizarse en una tabla de snowboard ladera abajo. Cerro Negro es un volcán joven, y la cima se alcanza en una hora. En volver al nivel del mar se tarda mucho menos: la tabla y la gravedad se encargan de ello.

4. Admira Granada

Granada estuvo a punto de no existir: el primer asentamiento colono español de Nicaragua, fue víctima de motines y asaltos, y casi desapareció en un incendio en 1856. Por suerte para nosotros, no fue así, y Granada se ha convertido en una meca turística. Con sus calles empedradas y sus casas de colores, Granada derrocha encanto en cada esquina. Antiguos conventos se confunden con museos, tabernas tradicionales con bares de jazz, y antes de que te des cuenta, han pasado semanas sin poderte despegar de Granada.

5. Bucea en Corn Islands… o no

Palmeras, aguas cristalinas, peces de mil colores… La perfecta postal caribeña está en Corn Islands, en la costa norte de Nicaragua. Little Corn and Big Corn, como se llaman las dos islas principales, invitan a tirarse en la arena, nadar en el mar Caribe y apreciar la buena vida desde una hamaca. O todo lo contrario: invitan a descender a 20 metros bajo el nivel del mar y descubrir el mundo submarino entre tortugas y corales. Es tu elección.

6. Descubre Managua

Managua es una de esas ciudades con mala cara: sucia, ruidosa, precedida por una mala fama quizás inmerecida. Muchos viajeros la evitan completamente, viendo solo el interior de la estación de autobuses o el aeropuerto, pero el poético caos que es la capital de Nicaragua bien merece un día o dos.

Destrozada por un terremoto en 1972, Managua es una mezcla de barrios coloniales y edificios post-revolucionarios salpicada de zonas verdes. La Plaza de la Revolución, centro neurálgico de la ciudad y escenario de múltiples protestas, y el Parque Histórico Nacional Loma de Tiscapa, con su reconocible estatua del revolucionario Augusto César Sandino, son dos visitas obligadas.

7. Visita el «nuevo» y «viejo» León

León puede no ser la capital del país (lo fue hasta 1858), pero sigue manteniendo la mentalidad política y la elegancia de quien fue el corazón del país. Marcada profundamente por la revolución sandinista, las huellas de la guerra civil aún se leen en los grafiti y murales en cada calle de León. Para un recuento más objetivo, el Museo de la Revolución es una excelente introducción a la historia nica reciente.

Por el contrario, para encontrar el pasado de León hay que salir de la ciudad. Las ruinas del “viejo León”, el asentamiento colonial del siglo XVI que dio origen a la ciudad, están a menos de una hora en autobús, y son un vistazo a lo que León podría haber sido… si un terremoto no la hubiese destrozado en 1610.

8. Empáchate de gallo pinto, quesillos y tostones

Y rondón, y nacatamales, y vigorón… La gastronomía nica, al más puro estilo centroamericano, se basa en unos pocos ingredientes y mucha imaginación. Gallo pinto (arroz y frijoles) con tostones (plátanos fritos) es el plato estrella, y se sirve como acompañamiento de casi todo lo demás. Otras degustaciones imprescindibles son los quesillos (tortillas rellenas de mozzarella y cebolla), rondón (estofado de marisco y coco) y vaho (ternera hervida con yuca y plátano). Para beber, que no falte una Toña, la cerveza nacional.

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