Polémica por manzanas que no se oxidan
Las manzanas se han convertido en el centro de una feroz disputa en Estados Unidos, donde el Departamento de Agricultura aprobó la plantación de un tipo de esa fruta genéticamente modificado.
La fruta ha sido alterada genéticamente, no para resistir a plagas o pestes, sino para hacerla más atractiva a los consumidores.
Las nuevas manzanas, desarrolladas por la empresa canadiense Okanagan Specialty Fruits, no se oxidan o quedan oscuras cuando se machucan accidentalmente o son rebanadas.
Neal Carter, el presidente de Okanagan, asegura que las nuevas manzanas, llamadas Arctic Granny y Arctic Golden, serán utilizadas especialmente en el sector de restaurantes y por supermercados que comercializan manzanas en rodajas.
La innovación podría también reducir el desperdicio de alimentos, al evitar que las frutas poco atractivas acaben en la basura, afirma Carter.
Pero numerosas organizaciones, desde horticultores hasta expertos en seguridad de alimentos, rechazan las manzanas modificadas.
«Este producto es completamente innecesario y presenta numerosos riesgos a los agricultores, la industria de alimentos y los consumidores», dijo Andrew Kimbrell, director del Centro para la Seguridad de los Alimentos (Center for Food Safety), una ONG con sede en Washington.
«Que el Departamento de Agricultura haya hecho la vista gorda a estos riesgos por un ‘avance’ tan poco esencial no sólo es insensato sino potencialmente costoso», agregó.
Al aprobar la plantación de las manzanas modificadas, el Departamento de Agricultura dijo que era «poco probable que representen un riesgo a la agricultura».
También aclaró que de acuerdo a la ley, su decisión sólo puede basarse en un criterio: si la planta representa un riesgo de plaga o pestes para otros cultivos en Estados Unidos.
El organismo que podría analizar el impacto de estos cultivos en la salud, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés), no tiene un mandato en materia de cultivos modificados, aunque ha iniciado un proceso de consultas voluntarias.
En otras palabras, la decisión de aprobar la plantación y comercialización de las manzanas modificadas se basó solamente en consideraciones agrícolas, no en su posible impacto en la salud.
«La decisión es científicamente irresponsable», asegura Doug Gurian Sherman, patólogo del Centro para la Seguridad de Alimentos.
Las manzanas que se venden cortadas en rodajas son frecuentemente retiradas de los supermercados por problemas de contaminación, señala.
Sherman advierte que cuando una fruta es rebanada aumenta el riesgo de exposición a patógenos. La oxidación y el oscurecimiento son una señal de que la fruta ya no es fresca, por lo que encubrir un proceso natural puede engañar a la gente y llevarla a consumir fruta contaminada, según el experto.
Para evitar la oxidación de las manzanas, la empresa canadiense no insertó en el producto genes de otros cultivos o animales, sino que utilizó una técnica que permite «silenciar» los propios genes de la fruta.
La nueva técnica no se centra en cambios en el ADN, sino en la manipulación de moléculas de ácido ribonucleico o ARN para apagar la expresión de determinados genes.
El ARN transfiere la información del ADN durante la síntesis de proteínas y regula en muchos casos la expresión de los genes.
La técnica utilizada en el caso de las manzanas se llama interferencia del ARN (RNAi, por sus siglas en inglés).
Las manzanas se echan a perder con el tiempo, como las comunes. Pero la manipulación del ARN silencia el gen que produce la enzima responsable del oscurecimiento en la fruta cuando se machuca o es rebanada.
Sin embargo, advierte Sherman, esta enzima, llamada polifenol oxidasa (PPO, por sus siglas en inglés), está presente no sólo en la fruta sino en el árbol, donde juega un rol en la resistencia a pestes y otros tipos de estrés para la planta. Los árboles de manzanas modificadas podrían por tanto requerir cantidades mayores de pesticidas.
Y el silenciamiento de un gen podría también llevar a apagar otros genes no relacionados, advierten los expertos del Centro para la Seguridad de Alimentos.
«El Departamento de Agricultura no analizó si suprimir la oxidación con esta técnica también impacta al resto del genoma del árbol. Deberían suspender la aprobación hasta que vean en profundidad las investigaciones más recientes sobre interferencia de ARN», dijo Sherman.
La Asociación de Plantadores de Manzanas de EE.UU., y el Northwest Horticultural Council, que representa a los horticultores en Washington donde se cultiva el 60% de las manzanas de EE.UU., entre otros grupos, han expresado claramento su rechazo a la aprobación de las manzanas modificadas.
Neil Carter señaló que esta primavera se plantarán los primeros 20.000 árboles de manzanas Arctic en EE.UU. y se espera que los primeros 5.000 kilos lleguen al mercado en 2016.
Como en el caso de otros productos genéticamente modificados en EE.UU., el etiquetado para distinguir claramente si un producto ha sido alterado o no genéticamente no es obligatorio.
Para los grupos opuestos a la decisión del Departamento de Agricultura, el gobierno no sólo debe hacer una campaña para informar al público, sino obligar a que las manzanas modificadas sean claramente identificadas como Arctic.
Serán en definitiva los consumidores quienes deban decidir entre dos productos con una importante diferencia genética, pero que a simple vista se ven iguales.