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Ciudad flotante para huir de los políticos corruptos

flotante* Tomando como ejemplo el Golfo de Fonseca – las aguas que comparten Nicaragua, El Salvador y Honduras -, una compañía holandesa pensó en una ciudad compuesta por una serie de módulos con forma de cuadrado o pentágono, de unos 50 metros de lado, y construidos a partir de hormigón armado.

Ser político hoy en día es una profesión de riesgo. La corrupción y la larga lista de promesas electorales incumplidas han minado la confianza de los ciudadanos en la clase política. La indignación de los ciudadanos es cada vez más palpable y, sin embargo, poco pueden hacer para dar un escarmiento a los mandatarios más allá de castigarles en las urnas (y de poco parece haber servido en Grecia).

La cosa sería más fácil si viviéramos en una ciudad que pudiera divorciarse de un Estado, una idea que, a pesar de lo alocada que pueda parecer, podría convertirse en realidad en 2020. Así lo estima The Seasteading Institute, la institución que está detrás del diseño y desarrollo de la primera ciudad flotante del planeta.

Según Joe Quirk, portavoz del ‘think-tank’ estadounidense, una ciudad flotante situada en la costa de un país tendría la suficiente autonomía política para separarse del mismo si los ciudadanos no estuvieran de acuerdo con la política que sus dirigentes estuvieran practicando. De esta forma, un gobierno en horas bajas se vería obligado a replantear su política para atraer a los ciudadanos descontentos y a los procedentes de las ciudades flotantes de otros estados.

“Si puedes navegar con tu casa, los gobiernos podrán competir los unos con los otros para atraer ciudadanos, cambiando la relación que hay entre el gobierno y los gobernados”, aseguraba Quirk en una conferencia.

Gracias a la campaña de ‘crowdfunding’ que completó el pasado año, la organización pudo contar con los servicios de la empresa Deltasync para el diseño de la ciudad flotante.

Tomando como ejemplo el Golfo de Fonseca – las aguas que comparten El Salvador, Honduras y Nicaragua -, la compañía holandesa pensó en una ciudad compuesta por una serie de módulos con forma de cuadrado o pentágono, de unos 50 metros de lado, y construidos a partir de hormigón armado.

Cada módulo tendría un coste de unos 15 millones de dólares (alrededor de 13 millones de euros) y alojaría un edificio de tres plantas, espacio suficiente para apartamentos, casas con terraza, oficinas y hoteles. El diseño planteado para la ciudad flotante de 2020 estaría formado por 11 de estos módulos y podría albergar a unos 300 residentes. En total, está previsto que el proyecto cueste unos 167 millones de dólares (152 millones de euros).
Una ciudad flotante para huir de los políticos corruptos

Aunque el proyecto se ha basado en el Golfo de Fonseca, ni El Salvador, ni Honduras ni Nicaragua serán las naciones vecinas de la primera ciudad flotante. Según el Seasteading Institute, ya están en negociaciones con un Estado que parece dispuesto a aceptar la condición de que la ciudad flotante tenga autonomía política siempre y cuando dé trabajo a sus residentes.

“Estamos en proceso de diseñar un acuerdo legal para presentar la nación que lo acogerá”, aseguran. “Cuando tengamos un acuerdo seguro, revelaremos la localización y organizaremos una conferencia para invitar a inversores y posibles residentes”.

Tanto Quirk como su equipo tienen claro que la ciudad flotante será una realidad en 2020 porque creen que existe un mercado, personas dispuestas a comprar una vivienda en el mar y un país dispuesto a salir de su zona de confort para afrontar la posibilidad de que sus ciudadanos decidan emigrar y refugiarse en otra costa.

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