Rubén Darío venerado en la Argentina
Una muestra de documentos de Rubén Darío en Argentina.
* Versos como “Juventud, divino tesoro,/ ya te vas para no volver./ Cuando quiero llorar, no lloro…/ y a veces lloro sin querer” podrían considerarse, casi, como patrimonio intangible de la humanidad, incluso fundamentales para la educación emocional de aquellos que ignoren a su autor: el poeta nicaragüense Rubén Darío.
En una reunión de expertos en Buenos Aires se analiza la obra del nicaragüense que atravesó las fronteras.
Versos como “Juventud, divino tesoro,/ ya te vas para no volver./ Cuando quiero llorar, no lloro…/ y a veces lloro sin querer” podrían considerarse, casi, como patrimonio intangible de la humanidad, incluso fundamentales para la educación emocional de aquellos que ignoren a su autor: el poeta nicaragüense Rubén Darío.
A cien años de su muerte (ocurrida el 6 de febrero de 1916) sigue siendo, más allá de modas, ismos y camarillas, “el mayor bardo de Hispanoamérica, tan raigalmente autóctono como pletórico de connotaciones universales”, como señaló en su momento el crítico Angel Battistessa.
Darío fue el padre del modernismo, un movimiento nacido en América que cruzó el refinamiento, el cosmopolitismo y el barroco.
Por todo esto el lunes se inauguró, en el Teatro Margarita Xirgu, el Congreso Internacional La sutura de los mundos, organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Hasta el jueves, importantes especialistas disertarán sobre los textos de Darío, sus gestos engalanados y sus posiciones políticas para volver a pensar en la trascendencia del escritor, “la primera figura planetaria, capaz de diseñar un pasado y un futuro americano, desde una perspectiva mundial”, como arriesgó Daniel Link en la apertura de las jornadas.
En la conferencia inaugural Jorge Eduardo Arellano, estudioso del legado dariano e integrante de la Academia Nicaragüense de la Lengua, hizo un recorrido declamado por vida y obra “de un alma buena con cuerpo de pecador” que, en libros como Azul y Cantos de vida y esperanza, apuntaló los pilares del proyecto modernista.
En el programa del Congreso se destacan las participaciones de Sylvia Molloy, Noé Jitrik, Raúl Antelo, Graciela Montaldo, Graciela Nouzeilles y Diego Bentivegna, así como las de investigadores extranjeros, como Rocío Oviedo Pérez, Adela Pineda Franco y Armando Vargas Araya.
“Una cosa es el modernismo continental y otra el modernismo dariano, que sobrepasa a los oropeles de la época y nos obliga a preguntarnos por qué aún está vivo”, planteó Link en la inauguración. Por qué, arrumbado su léxico precioso, superados sus temas y aún desdeñada su poética sigue cantando empecinadamente con voz plena. “Tal vez –concluyó Link– porque lo que canta, en Darío, es nuestro propio presente y nuestro propio mundo.”
Crearán un archivo en la Argentina
Hace más de sesenta años se reunieron los volúmenes de la obra completa de Rubén Darío que, paradójicamente, sólo contienen el 60 por ciento de lo publicado por el poeta nicaragüense. Para revertir esta situación, la Universidad de Tres de Febrero presentará hoy el proyecto del Archivo Rubén Darío, que dará sus primeros pasos con la digitalización de los más de seiscientos textos que Darío escribió para el diario La Nación. Algunos de ellos integraron la serie “Los raros”, aunque varios perfiles, como el de Nietzsche, nunca se publicaron y terminaron siendo escasamente conocidos.
Sabemos que la Argentina fue importante para el desarrollo intelectual de Darío y, a su vez, éste fue un factor determinante para el desarrollo cultural de la Argentina moderna en la época del primer centenario. Por esa razón, este proyecto on-line buscará conectar los diferentes archivos del mundo hispano dedicados a Darío, como el de la Universidad Complutense de Madrid o el Archivo nicaragüense de León y, de ese modo, concluir con un proyecto aún más ambicioso: la conformación de las definitivas obras completas del escritor, que alcanzarían los veinte tomos. Es necesario. Con Rubén Darío, por primera vez en la historia del proceso intercultural de España y América, el nuevo mundo ocupó el centro de la escena.
Fuente: El Clarín.