El Vaticano siente “repelos” por los gays
El pulso ha durado más de un año y al final el Vaticano ha terminado llevándose la victoria. Y eso que el enfrentamiento como tal nunca ha llegado a producirse, solo han sido necesarios días, semanas y meses de un tenso silencio en el que la Santa Sede ha mostrado claramente que no iba a aceptar la propuesta de Francia.
El motivo de la disputa se llama Laurent Stefanini y era el candidato francés desde hace 15 meses –enero de 2015- para convertirse en el embajador ante el Papa. Pero para las autoridades vaticanas parece que había un gran problema; la condición sexual del aspirante, porque tal y como se ha publicado en los medios, Stefanini es homosexual.
Poco ha importado que fuese el candidato perfecto para el puesto. A sus 56 años y católico practicante, se encargó de los asuntos religiosos del Ministerio de Exteriores y después ocupó un cargo de responsabilidad en la embajada francesa en el Vaticano (2001-2005), llegando incluso a ser condecorado por la Santa Sede. Después fue jefe de protocolo con los presidentes Sarkozy y Hollande. Su siguiente paso era como embajador vaticano, pero no podrá ser.
París publicó su nominación en enero de 2015, pero el Papa nunca le dio el plácet. Un trámite que suele ser rápido se alargaba en el tiempo sin aparente motivo… Salvo que en esos meses se publicó en los medios que era homosexual.
Ante el silencio desde Roma, Francia insistió en que Stefanini era su candidato y en junio de 2015 fue llamado para un encuentro personal con el pontífice, aunque nada trascendió de la entrevista ni cambió la situación, mientras el calendario seguía avanzando inexorable.
Hasta que finalmente Hollande se ha dado por vencido y ha decidido nombrar a Stefanini como embajador en la Unesco, dando por perdido el pulso. No es la primera vez que ocurre algo similar en Francia, ya que Sarkozy vivió exactamente la misma situación.
El expresidente intentó en 2007 que Jean-Loup Kuhn-Delforge se convirtiese en embajador en la Santa Sede, pero tras un año de silencio el Vaticano le rechazó con la excusa de que el aspirante tenía pareja estable. Pareja del sexo masculino porque es gay, algo que con el nuevo candidato no valía porque está soltero.
Curiosamente la polémica viene después de que el Papa Francisco manifestara en 2013 una frase que se entendió como una defensa a los gays:
“¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual que busca al Señor con buena voluntad?”, dijo, pero una vez más se ha demostrado en el Vaticano que entre las palabras y los hechos hay todavía un largo camino que recorrer. Ya lo sufrió en sus carnes Kuhn-Delforge y ahora lo sufre Stefanini.