Para pobres, Daniel «es una bendición»
Casi todos los habitantes de Villa Guadalupe, al noroeste de la capital nicaragüense, son seguidores del presidente Daniel Ortega. Antes vivían en la extrema pobreza; ahora disfrutan de casas nuevas y amobladas, agua potable a bajo precio y electricidad gratuita.
La comunidad cuenta con parques, en uno de los cuales hay acceso libre a internet inalámbrico; tiene un colegio que acoge a 700 niños, una clínica médica y una comisaría de policía.
«Estoy feliz. Daniel es una bendición», dice a la AFP Yesenia Espinoza, una vendedora ambulante de 42 años que fue beneficiada con una casa en Villa Guadalupe.
Los 3.000 nicaragüenses que hoy residen en esta ciudadela vivían anteriormente en endebles casas hechas de madera, láminas de zinc o cartones en los marginales barrios Manchester y Acahualinca, cerca de las costas del Lago Xolotlán de Managua, expuestos a epidemias e inundaciones cuando llovía.
La mayoría sobrevivía con menos de dos dólares al día recogiendo desechos, sin educación, ni servicios públicos.
Hace cuatro años, el gobierno construyó a las familias más vulnerables más de 500 casas en Villa Guadalupe.
«Daniel no puede ver en desgracia a una familia porque te ayuda, vea cuantas cosas ha hecho», dice Yesenia, sentada en el porche de su vivienda junto a su hija de 13 años, quien quiere ser aeromoza.
Cada casa cuenta con dos cuartos, una sala, una cocina y un baño. Por las calles pavimentadas del barrio pasa el camión de la basura y unas moto-taxis, que por 39 centavos de dólar llevan a los vecinos hasta las vías principales donde pueden tomar un autobús hacia la capital u otros destinos.
Los pobladores subsisten con pequeños negocios u otros oficios que les genera más de 5 o 10 dólares al día para comer.
Los ancianos y enfermos que no pueden trabajar reciben regularmente paquetes de alimentos del gobierno.
Juana Robleto, una vecina de 48 años, analfabeta y madre de seis hijos, dice que votará por el Frente Sandinista (FSLN, izquierda) porque «ayuda a los pobres».
«Cuando uno necesita algo nos apoyan», sostiene la mujer que amasa tortillas de maíz para vender en la casa que el gobierno le regaló «pintada y amoblada».
En esta comunidad, la gente no conoce a los miembros de la oposición que fue excluida de las elecciones del 6 de noviembre y que ha llamado a abstenerse de votar por Ortega, quien busca su cuarto mandato y tercero sucesivo desde 2007.
Las quejas de los opositores por la exclusión de sus diputados del Congreso y el absoluto control que ejercen el FSLN y el presidente Ortega sobre todos los poderes públicos, tienen poco eco en estos sectores.
«Vamos a votar por el FSLN. Vamos todos con Daniel», asegura Lisbeth Paz, de 20 años, en cuya casa, pintada de color violeta, tiene cocina, lavarropa, televisor, muebles y un lindo jardín.
Antes «no teníamos ni para comer (…) ahora tenemos esta casa y toda la familia trabaja», afirma categóricamente.
Según una reciente encuesta de M&R, el 65,7% de los nicaragüenses apoya la reelección de Ortega y el 77,1% dice que irá a votar.
Nicaragua redujo sus índices de pobreza de 42,5% en 2009 a 29,6% en 2014, y de pobreza extrema de 14,6% a 8,3% en el mismo periodo, según datos oficiales citados por el Banco Mundial.
En los últimos 10 años el gobierno de Ortega ha construido y mejorado los techos de unas 100.000 viviendas con apoyo de empresarios locales, con fondos del Estado y la millonaria cooperación que recibe de Venezuela, según fuentes oficiales.
Solo en 2015 Venezuela aportó más de 13 millones de dólares para proyectos habitacionales en Nicaragua, uno de los países más pobres del continente.
Algunas casas fueron donadas y otras vendidas con créditos «justos» a empleados públicos o personas que ganan al menos 350 dólares al mes.
De manera paralela, el gobierno distribuyó láminas de zinc y clavos a más de 700.000 familias, créditos populares, semillas y animales domésticos a miles de campesinos, entre otros proyectos.
«Estoy enamorada de ver cómo el gobierno trata de resolver las necesidades de la gente», dice a la AFP Evelin García, dirigente de base del FSLN del barrio Manuel Fernández de la capital.
El gerente de M&R, Raúl Obregón, dijo a la AFP que los programas sociales que el gobierno ha impulsado tendrán un peso «importante» en las elecciones porque han contribuido a amortiguar la pobreza, pero no son decisivos.
A juicio del ex diputado de la oposición Eliseo Núñez, la gente votará por Ortega si «capta que le van a dar más» beneficios, pero aunque no haga muchas promesas igual ganaría porque corre «sin oponentes serios».
Asegura que el sandinismo tiene su mayor caudal de votos en los sectores populares urbanos, pero que en el campo no tiene mucho apoyo.