Llamados al diálogo
El gobierno ecuatoriano expresó a través de una nota: “El Gobierno del Ecuador alienta a Gobierno y oposición a encauzar la situación a través del mecanismo de diálogo auspiciado por la Unasur”, y “rechaza cualquier intento de desestabilización en Venezuela promovido desde instancias internacionales”.
Ambos gobiernos sostienen estrechas relaciones de amistad y políticamente corresponden a la corriente progresista de naciones de la región, de la que forman parte también Nicaragua y Bolivia.
Ante la amenaza del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de aplicar la Carta Democrática Interamericana al país bolivariano, la Cancillería de Bolivia expresó su solidaridad e incondicional apoyo a Venezuela y habló de “un nuevo ataque y acoso político que intenta fracturar la democracia, desestabilizar al Gobierno del presidente Nicolás Maduro y desconocer la Constitución Venezolana”.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, calificó de “inaceptable” la decisión de la Justicia venezolana y dijo no se puede descartar la aplicación de la Carta Democrática en la Organización de Estados Americanos. “La posible aplicación de la Carta Democrática en la OEA no se debe descartar. Anular con una decisión arbitraria el Poder Legislativo es inaceptable, eso claramente destruye el pilar más importante de cualquier democracia, que es la representación popular”, afirmó Santos, quien expresó la disposición de su Gobierno a colaborar en el diálogo para que se supere la actual situación.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ofreció la colaboración de su país “para que Venezuela pueda retomar el diálogo y retornar al camino del derechos y la plena democracia”.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, confió en que Venezuela recupere pronto el “orden democrático” y dijo que su país no puede permanecer indiferente, como tampoco lo hizo en 2002 ante un intento de derrocar al entonces presidente, Hugo Chávez.
España defendió un diálogo “urgente, inclusivo y efectivo” en un contexto de “escrupuloso respeto” al Estado de Derecho. Alemania acusó a Maduro de convertir a la población en “rehén de sus propias ambiciones”, mientras Rusia pidió que el diálogo se imponga sobre la confrontación.