Árabes dominan mundo amorfo del Oriental
Managua.- “Sí al Estado Palestino”, proclama una enorme pancarta en uno de los múltiples accesos al Mercado Oriental de Managua, el más grande centro comercial de Centroamérica y uno de los más gigantescos de América Latina y el Caribe.
Desde uno u otro rincón del inmenso bazar de callejuelas y trillos que funciona en trechos a la intemperie o en oscuros e intrincados pasillos bajo techo, el creciente poder económico árabe se lanza y penetra en el resto de Nicaragua.
Conocidos aquí como “los turcos”, los árabes desembarcaron hace décadas en esta nación centroamericana y la recorrieron a pie, con pesadas maletas cargadas de ropa, cosméticos, joyas de fantasía y gran variedad de mercancías que vendían a pagos, casa por casa, a los nicaragüenses. Hoy, controlan el Mercado Oriental y son una plataforma clave en la economía nicaragüense.
“Lo que yo puedo decir es que el Mercado Oriental vende más o menos entre 25% y 30% del Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua”, explicó César Augusto Rivera, responsable de la Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema), la institución estatal que regula las operaciones de los distintos mercados capitalinos.
La realidad que revelan los datos aportados por Rivera en entrevista con EL UNIVERSAL, es que en un país con un PIB que en 2010 llegó a 6 mil 515 millones de dólares, según cifras del Banco Central de Nicaragua, y un PIB nominal por cada habitante de 1 mil 126 dólares, el Mercado Oriental tiene un movimiento anual que supera los 2 mil 183 millones de dólares. Y el poder árabe está allí, en un meganegocio que creció y pasó en los últimos 20 años de desplegarse en una extensión de poco más de 211 mil metros cuadrados a una de más de 916 mil metros cuadrados en la actualidad.
“Como el mercado creció hacia los barrios aledaños, pues hay gente que tiene allí negocios y ahí mismo vive, es su casa”, contó Rivera. Reacio a aportar datos de la fuerte presencia árabe en el mercado, admitió primero que “sí, hay algunos” y luego que “tal vez los comercios y las tiendas más grandes están en manos de árabes. Pero eso sucede también, tengo entendido, en El Salvador y Honduras”.
“En el Mercado Oriental tenemos más o menos unos 15 mil comerciantes, que son fijos y registrados en nuestra base de datos, y más o menos unos 5 mil que son eventuales o ambulantes. Entonces, estamos hablando más o menos de 20 mil comerciantes. Pero en el Mercado Oriental se mueven, entre trabajadores y comerciantes, más o menos 50 mil personas”, explicó. “Es un gran pulmón del comercio”.
Durante el régimen revolucionario del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que se instaló por la vía de la guerra de guerrillas en 1979 y terminó en derrota electoral en 1990, la presencia árabe en Nicaragua fue intensa. A diferencia del resto de naciones centroamericanas, los sandinistas fomentaron los nexos con el mundo árabe, desde la estrecha relación que hubo con el ya fallecido líder palestino Yasser Arafat, de la Organización para la Liberación de Palestina, a los nexos con Libia y otros países árabes para atraer inversiones.
Intercambio con Libia
Libia instaló empresas agroalimentarias. En el decenio, y primero como jefe de una junta de gobierno y luego como presidente, el sandinista Daniel Ortega fomentó la amistad con el recientemente asesinado líder y coronel libio Muammar Gaddafi. Trípoli otorgó a Managua ayuda agropecuaria, facilitó créditos, fundó un centro cultural, concedió becas e invirtió 15 millones de dólares en la firma Agropecuaria Árabe Libia (de capital de ambos países), según estudios de la Universidad Centroamericana (UCA), de Managua.
Tras la derrota electoral sandinista de 1990, muchos árabes se quedaron en Nicaragua e invirtieron en rubros como el comercio del Mercado Oriental, donde abundan carteles con mensajes a favor de que Naciones Unidas reconozca al Estado palestino. Pero al recuperar poder mediante comicios y reasumir en 2007, Ortega se acercó a los árabes, en especial a Gaddafi, y forjó nexos con otros líderes como el iraní Mahmud Ahmadineyad.
De todo y para todos
Con jocosidad, los nicaragüenses cuentan que en el Mercado Oriental se puede encontrar de todo y que si alguien quiere comprar un misil tierra-aire o un tanque de guerra, quizás no lo halle tan fácilmente pero es probable que los vendedores se lo traten de conseguir.
Al explicar que la actividad económica en el Mercado Oriental se realiza sin los controles requeridos, el nicaragüense Roberto Orozco, experto en seguridad democrática del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas de Nicaragua (no estatal), declaró a este diario que “es una zona de operación ilegal”.
“Cualquiera puede ir al Oriental y hacer que con muchas piezas, allí mismo, en un taller, le armen un automóvil. Y esa persona podrá salir de allí con su vehículo ya hasta con sellos de la policía y demás documentos oficiales para circular”, relató. “Las cuentas de muchos propietarios del Oriental están en paraísos fiscales, como los de Gran Caimán”, la isla británica cerca de Jamaica y al sur de Cuba, precisó.
Rivera asegura que “todo lo que se puede imaginar, en el Oriental lo encuentra. Es un centro comercial que no cierra, pasa abierto las 24 horas. Ahí hay gente que entra de madrugada a trabajar. Sólo en guardias de seguridad quedan más o menos 500 o mil en las noches. Ellos deben alimentarse y hay gente que les cocina y vende alimentos”.
“La mercadería, generalmente, se mete de noche, porque en el día es imposible. En las noches se cierran muchos tramos, las calles quedan un poco despejadas y pueden entrar los camiones a abastecer las tiendas internamente”, comentó.
Todo esto, en un país en el que, de los dos millones de nicaragüenses que integran la fuerza laboral, casi 80% está atado a la economía informal. En este contexto, los comerciantes árabes han ido absorbiendo poder en el Mercado Oriental y abastecen a gran parte del comercio de Nicaragua.
Del Oriental al resto del país
“Desde el Oriental se abastece prácticamente a todo el país. En su mayoría, hasta los centros comerciales de lujo que hay se abastecen del Oriental, no solamente los comerciantes ambulantes que andan en las calles, sino también tiendas formales de los centros comerciales se abastecen allí. También vienen comerciantes de Costa Rica, Honduras y El Salvador a comprar en el Oriental”, aseguró Rivera.
La mercadería, informó, proviene en su mayoría de la Zona Libre instalada a inicios de la década de 1970 en el caribeño puerto panameño de Colón y catalogado como uno de los más grandes centros de reexportación de mercancías de América Latina y el Caribe. Colón es un centro de acopio de mercancías —ya sean de producción legítima o pirata— exportadas desde mercados formales e informales especialmente de Asia, desde China y Singapur a Japón y Malasia.
Rivera confirmó que “hay grandes proveedores” en el Oriental. “Hay importadores fuertes que abastecen el mismo mercado. Los comerciantes compran allí, pero también abastecen al resto del país. En el Oriental hay importadores, mayoristas y detallistas”.
“En el Oriental se mueven millones de dólares. Hay cantinas, violaciones de mujeres, es muy peligroso. Hay de todo, es cierto”, aseveró el economista nicaragüense Mario López, director del Centro de Investigación Económica y Tecnológica de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Consultado por este diario, López intentó hacer un dibujo del significado de ese mercado: “Es un ejemplo del crecimiento amorfo de Nicaragua”.