Podríamos tener conflictos por falta de agua
Mauricio Weibel
El cambio climático y los altos precios de los alimentos aplazarán por décadas la solución al problema del hambre en el mundo, que hoy afecta a 900 millones de personas, alertó el director general electo de la FAO, José Graciano, respecto de uno de los principales desafíos que enfrenta el mundo en 2012.
«América Latina, con 52 millones de personas con hambre, podría derrotar este flagelo en 2025, pero en África y Asia ese logro deberá esperar más», agregó el funcionario de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Tras advertir que la menor disponibilidad futura de agua en zonas andinas y centroamericanas de países como Bolivia, Perú, Guatemala o Nicaragua puede generar conflictos sociales, Graziano subrayó que los gobiernos deben adoptar medidas conjuntas ante la crisis.
«Lo positivo es que la seguridad alimentaria es hoy un tema de la agenda global. Nadie querrá que el hambre llegue a su puerta», enfatizó en ese marco.
Asimismo, señaló que la persistencia de altos precios en los mercados de los alimentos, pese a las bajadas de los últimos meses, abre un escenario complejo en medio de la crisis económica. No obstante, observó que los planes de austeridad fiscal en Europa pueden traer una reducción de los subsidios agrícolas en esa región. «Ello puede modificar los mercados y facilitar los comercios».
En el anverso, «si no hay recesión, los países asiáticos seguirán presionando los mercados de alimentos, pues China e India son la mitad de la población mundial», destacó.
La volatilidad de los precios, por tanto, seguirá presente en especial en mercados como el del maíz y el trigo, en los que países como Argentina y Brasil son actores globales.
Advirtió además de que la crisis tiene nuevas aristas. «Veo con mucha preocupación el cambio climático y la transformación productiva que implica. Nuestra respuesta está muy rezagada», sostuvo. «¿Qué haremos con la disponibilidad de aguas en las zonas andinas? No hemos implementado captación de agua de lluvia en Centroamérica tampoco», agregó.
En ese sentido, avisó de que habrá un creciente desplazamiento y sustitución de los cultivos. «Por ejemplo, en Chile avanzará el desierto y muchos cultivos deberán subir de altitud, buscando climas más fríos»,
Por ello, señaló la importancia de «consensuar una agenda de desarrollo en la región» y «revisar los temas tributarios», para poder impulsar políticas de crédito e investigación agrícolas. «Necesitamos producir semillas más resistentes a las sequías», indicó a modo de ejemplo. «La agricultura familiar, que antes era vista como un problema, hoy es considerada parte de la solución» al problema de la seguridad alimentaria, añadió, y pidió entenderlo en clave política, de gobernabilidad y desarrollo.
En este contexto general, la FAO de hecho pronostica un alza importante de las áreas cultivadas en Argentina, Brasil, Chile, Perú y Colombia en Sudamérica, además de Nicaragua y El Salvador en Centroamérica.
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