Cargill promueve huertos para mejorar hábitos nutricionales en los estudiantes
Con el objetivo de promover buenas prácticas alimentarias y estilos de vida saludables entre los estudiantes, Cargill Centroamérica promueve el desarrollado de huertos escolares en las escuelas de la región beneficiadas por el proyecto Nutriendo el Futuro.
Los huertos escolares son además espacios lúdicos en donde los estudiantes siembran y cosechan sus propios cultivos, que posteriormente son utilizados en los mismos comedores de las escuelas para preparar los alimentos. Allí no solamente aprenden el proceso del cultivo, sino que se les enseña el valor nutricional de los mismos.
El proyecto se inició en el 2013 y se ha expandido a todos los países de Centroamérica, como una herramienta pedagógica que conecta la enseñanza formal con la alimentaria y nutricional.
“El huerto escolar se implementa con el objetivo de mejorar los conocimientos, actitudes y prácticas para la producción de alimentos y aumentar el interés en los estudiantes por consumir lo que ellos mismos producen, a los esfuerzos se suman voluntarios de Cargill, quienes acompañan a los estudiantes en el proceso de aprendizaje”, mencionó Xavier Vargas, presidente de Cargill para Centro América y Colombia.
Vargas también agregó que “el abordaje es de manera práctica y teórica, haciéndolos partícipes de las actividades que conlleva el poder producir sus propios alimentos, lo que permite a los docentes facilitar el proceso e impartir conocimientos mediante la metodología de ‘aprender haciendo’.
Cargill aporta asistencia técnica, acompañamiento para construir un sistema de producción de hortalizas, materiales e insumos para construir el huerto escolar. Además, brinda capacitación en educación alimentaria y nutricional a toda la comunidad educativa”. Actualmente, se han beneficiado alrededor de unos 65 huertos escolares en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Nicaragua: 25 huertos escolares
Las dos primeras escuelas en donde se puso en práctica esta iniciativa fueron Salomón de la Selva y John Douglas, de Nicaragua, durante la ejecución de la primera fase del proyecto Nutriendo el Futuro, que desarrolla Cargill en asocio con CARE.
En la John Douglas, al menos 234 estudiantes realizan actividades diarias en su huerto, obteniendo un doble beneficio: aprendizaje y nutrición. Los estudiantes cosechan berenjena, cebolla, frijol de vara, pepino, rábano, ayotes, tomate, maíz y hasta plantas medicinales como orégano, menta, albahaca y romero
El huerto escolar se ha convertido no sólo en un proceso didáctico, también complementa la merienda escolar con frutas, hortalizas y legumbres. Todo esto es reforzado con procesos de aprendizaje acerca de la importancia de comer sano en la escuela y en el hogar. Los niños y niñas se vuelven promotores en sus comunidades y enseñan prácticas adecuadas de alimentación en el núcleo familiar.
Gracias a la buena práctica, se han instalado al menos 110 huertos de diversos tamaños en diferentes hogares nicaragüenses.