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Salario mínimo: no me defienda, compadre

 

 

Libro con estudio sobre el salario mínimo en Nicaragua.

Se puede asegurar sin temor a equívocos, que cada vez que la trilogía sindicatos, gobierno y empleadores se enfrascan en acaloradas peleas por el salario mínimo en Nicaragua, muchos de los presuntos beneficiarios podrían estar pensando, aunque parezcan malagradecidos: “no me defienda, compadre”.

 Al menos es lo que se desprende del estudio presentado por la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (FIDEG), en conjunto con la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) e investigadores de la Universidad de Michigan, Ann Arbor y la Universidad de Maryland, Baltimore County,  titulado: “Impacto de los Salarios Mínimos en los Salarios, el Empleo y la Pobreza en Nicaragua”.

Tras una investigación que duró nueve años -1998-2006-, se concluyó que el salario mínimo contribuye al bienestar en un grupo de hogares con  características muy particulares. Pero es a la vez un caramelo envenenado para la clase obrera, porque tras la traumática discusión y aprobación, sobrevienen muchos despidos.

Cuando los salvadores se van a sus casas satisfechos de los logros de sus discusiones, los “beneficiados” reciben su factura:   trabajadores que pierden su empleo en el sector formal; otros que no encuentran empleos con salarios superiores al mínimo legal; hay quienes  se vuelven familiares no remunerados, y en fin, los que se salen de la fuerza laboral.

“Estos son elementos de mucha importancia y que sin duda tienen que ser tomados en cuenta al momento de cualquier discusión referida al tema de los salarios mínimo”, señalan los autores del estudio.

En el estudio se analizó el impacto de la Legislación del Salario Mínimo en los salarios y el empleo;  las transiciones hacia los distintos tipos de empleo (formal e informal) y condición de actividad (empleado, desempleado, inactivo) y las transiciones hacia y fuera de la pobreza.

POR SI FUERA POCO, NO CUMPLEN LO PACTADO

Y siguen los tragos amargos para los obreros: el salario mínimo está lejos de ser universal, incluso en el sector formal. Está claro que una proporción significativa de trabajadores, incluyendo aquellos  legítimamente cubiertos por lo acordado, ganan menos del mínimo legal.

Veamos: en el sector privado formal, 23.3% de los trabajadores gana menos que el salario mínimo. Pero los más afectados son los de las pequeñas empresas, donde el 34.15% de su mano de obra gana menos del salario mínimo, mientras que en las empresas grandes solamente un 11.37% de sus trabajadores gana inferior a ese salario En el sector público 4.1% de los trabajadores gana menos que el salario mínimo legal.

Se encontró evidencia de que los incrementos en el salario mínimo mejoran el salario promedio de los trabajadores del sector formal privado, cuyo sueldo estaba cercano al mínimo vigente antes del incremento y que no pierden su trabajo en el sector formal después del cambio en el salario mínimo.

Concretamente, los datos indican que cuando se incrementa el salario mínimo real en 10%, en promedio estos trabajadores experimentan un aumento de 5.8% en su salario. Sin embargo el impacto es significativo solamente para los trabajadores con salarios cercanos al mínimo, y el impacto es mayor en las empresas grandes con relación a las empresas pequeñas.

INCREMENTOS PROVOCAN DESEMPLEO

Otro aspecto negativo: Cada incremento de 10% en el salario mínimo legal, se traduce en una reducción de 3.1% en la probabilidad de que un trabajador se encuentre empleado en el sector formal privado. El impacto perjudicial en el empleo, es mayor en las empresas grandes del sector formal privado.

 Algunos de los trabajadores que pierden su empleo en el sector formal privado debido al incremento del salario mínimo, terminan como familiares no remunerados o se salen de la fuerza laboral.

Es decir, el estudio muestra que la reducción del empleo en el sector formal debido al aumento del salario mínimo, se debe tanto a que los trabajadores pierden su empleo como a la disminución de las contrataciones de trabajadores por parte de las empresas de dicho sector.

DRAMA EN LOS HOGARES

El incremento del salario mínimo disminuye la probabilidad de que un hogar sea pobre, siempre que beneficie al jefe del hogar y éste no pierda su empleo después del incremento del salario mínimo.

El efecto marginal de un incremento de 10% en el salario mínimo disminuye la incidencia de la pobreza en 1.2 puntos porcentuales, si el incremento aplica al jefe del hogar. El efecto reductor de la pobreza solo es significativo en el caso de los hogares que tienen más de un trabajador en el período antes del incremento.

Po otra parte, el profesor del Departamento de Economía de la Universidad de Maryland Baltimore County, Tim H. Gindling, manifestó algunas recomendaciones, tales como: Mantener el salario mínimo constante en términos reales, de lo contrario podría generar desempleo, mejorar la aplicación de la legislación del salario mínimo, teniendo presente la productividad del trabajador, a su vez, implementar estrategias orientadas a mejorar el nivel educativo y establecer un único salario mínimo.

Asimismo, el profesor de Economía de la Universidad de Toronto, expresó durante la presentación del estudio que, un elemento clave para incrementar el salario mínimo en el mediano y largo plazo debe de ser la demanda de mano de obra, lo que conducirá a un crecimiento económico equitativo.

Con la colaboración de Tania Díaz Rivas, del FIDEG

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