Novela española sobre la “Pompeya” de Nicaragua
* Arquitecto español se inspira en poema de Rubén Darío para soltar su imaginación en forma de una obra literaria que recrea la historia de un amor que floreció en León Viejo
Neomí López Trujillo |Madrid
Abc.es
Una historia de amor que trasciende al tiempo y al espacio arropada por un ambiente de colonialismo español en Nicaragua es el argumento de «La flor antigua», la última novela del arquitecto y escritor Arturo Franco Taboada.
El libro, que fue presentado el jueves en la Casa de Galicia en Madrid, lo protagoniza un profesor, Antonio Espinosa, especialista en Urbanismo Colonia, que recibe un mensaje para colaborar en unas excavaciones en una ciudad enterrada bajo la ira del volcán Momotombo, en la actual Nicaragua.
Para Espinosa es una oportunidad única, ya que le permite analizar los restos de una de las primeras ciudades coloniales, una «Pompeya del Nuevo Mundo», como la define su autor.
Darío como detonante
Al acto de presentación de la novela, editada por Pigmalión, acudieron referentes de la cultura española como el director de la Casa del Lector (de la Fundación Sánchez Ruipérez), César Antonio Molina, el catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares y escritor José Manuel Otero Lastres, así como el representante de Pigmalión y escritor Basilio Rodríguez Cañadas.
También el presidente del Consejo de Estado de España, José Manuel Romay Beccaría, y el delegado de la Xunta en Madrid, José Ramón Ónega, abrigaron con su presencia a Taboada.
Fue un poema de Rubén Darío llamado Momotombo (cuyo significado es «gran cumbre hirviente») el detonante para que el autor se interesase por lo que había a la orilla del volcán que lleva ese mismo nombre. «Escribo un poco por curiosidad», dice el arquitecto gallego, quien tiene en muy alta estima a la literatura, su segunda amante.
Una pifia, ¿el Caribe?
La arquitectura, según él, se asemeja al arte de escribir en que en ambos «la intención es que se tenga en pie». «Tienen en común un esqueleto, una coherencia, un andamiaje subliminal», añade. Y parafrasea a Galileo para afirmar que la inteligencia se esconde bajo cualquier diseño.
«La flor antigua» es muestra de ello. César Antonio Molina se aventuró a decir en la presentación que el libro es como las construcciones que conoce de él: «Muy limpio, muy lineal, nada barroco». Por su parte, el autor explicó que quería salir del ambiente lúgubre de sus anteriores publicaciones y «viajar a otro más colorista». En este caso, el Caribe.