Nicas en gran encuentro indígena en Brasil
«¡Bienvenidos a Rio+20!», lanza un indio de la etnia terena, el rostro pintado con trazos negros y tocado de plumas, a otros 40 que acaban de llegar a Rio para montar su pueblo «Kari-Oca» desde el estado de Mato Grosso do sul (centro-oeste), tras un viaje en bus de 48 horas.
El poblado de indios se ha instalado en Jacarepaguá, en los suburbios del oeste de la ciudad, para participar en la Cumbre de los Pueblos, que se celebrará del 15 al 23 de junio como alternativa a la cumbre de la ONU sobre desarrollo sustentable, con más de 115 jefes de Estado y de Gobierno.
«Fue un viaje cansador pero vinimos a decirle al mundo que hemos sido olvidados por la sociedad y el gobierno. Luchamos por la delimitación de tierras indígenas», dijo Antonio Terena, de 22 años, en jeans y camiseta pero peinado con un largo tocado hecho con trocitos de madera. Todos los miembros de la tribu adoptaron como apellido el nombre de su etnia.
Un total de 21 guerreros de la región amazónica de Xingú los precedieron hace 15 días para construir grandes chozas tradicionales de paja donde vivirán juntos durante la Cumbre de los Pueblos, que cuestiona la «economía verde» defendida por la conferencia oficial.
La lluvia de los últimos días ha afectado su trabajo y hay mucho barro. Los guerreros construyeron también estructuras de madera para los «Juegos Verdes» que comenzarán hoy, competiciones deportivas típicamente indígenas que desean transformar en «juegos mundiales».
«La ONU debate la sustentabilidad pero es un argumento teórico para seguir devastando la naturaleza. No sirve de nada hablar de economía verde si los indígenas no tienen tierra», afirma el cacique Marcos Terena, de 52 años, del Comité intertribal, a cargo de la organización de la Kari-Oca.
Diversidad étnica
Unos 400 indígenas brasileños de 20 etnias como los guaraníes, tikunas, tukanos, gavioes, kaiapos, xavantes o bororos son esperados en este poblado.
Se les sumarán unos 1.200 indígenas de Canadá, Estados Unidos, Colombia y Nicaragua, entre otros, que participarán de las actividades y debates en el parque de Flamengo, cerca del centro de Río, donde se desarrollará la Cumbre de los Pueblos.
A iniciativa de 200 organizaciones ecológicas y movimientos sociales del mundo entero, la Cumbre de los Pueblos será un espacio de protesta contra la «economía verde» que en su opinión designa otra etapa de acumulación capitalista.
La Kari-Oca será el teatro de debates sobre polémicos temas como los créditos de carbono -a los cuales los indígenas se oponen- y las reservas de minerales situadas en territorios indígenas.
De estos debates surgirá un documento que será entregado a la ONU el 17 de junio, antes de la cumbre oficial de líderes que tendrá lugar del 20 al 22 de junio.
«En 1992, durante la anterior cumbre de la ONU, nos esforzamos para que el mundo tomase conciencia de la importancia del medio ambiente. Esta vez vamos además a mostrar nuestros saberes y tradiciones», explica Carlos Terena, de 57 años.
Llamado a los buenos espíritus
Ayer al anochecer, los indígenas encendieron un «fuego sagrado» para atraer a los buenos espíritus antes de la cumbre.
«Lo vamos a prender como hacían nuestros ancestros, frotando pedazos de madera unos contra otros», subraya Carlos, que dice estar «inquieto» por el futuro del planeta pero quiere permanecer optimista.
Conciliar «desarrollo y preservación de la naturaleza es posible, pero hay que desarrollar de manera menos agresiva y haciendo menos ganancias», opina.