Salvadoreños denuncian corrupción en frontera nicaragüense
Evelyn Machuca
El Diario de Hoy
Dos investigadores privados interpusieron varias denuncias de corrupción ante distintas instancias en El Salvador y en Nicaragua por abuso de autoridad y corrupción en la frontera Cañas-Jerez, que conecta a Nicaragua con Costa Rica.
Según aseguraron, agentes antinarcóticos nicaragüenses los apresaron de forma indebida, cerca de 15 horas, sin explicarles el delito por el cual habían sido detenidos.
Ambos, hermanos y salvadoreños, viajaron el pasado sábado 7 de julio a la nación costarricense para efectuar algunos trámites relacionados con su negocio, una empresa de investigación.
El trámite, que han realizado en reiteradas ocasiones en el vecino país, no tarda más de un día, sin embargo, en esta ocasión, la primera -«y la última», aseguraron convencidos- que se decidieron a viajar por tierra, tardaron más de una semana en retornar a tierras cuscatlecas.
La tardanza, no obstante, no se debió a los días que implica cruzarse Centroamérica por tierra, sino a lo que calificaron de » corrupción», «abusos sistemáticos en contra de viajeros» y «violación a los derechos humanos y civiles» por parte de las autoridades de Nicaragua en la zona fronteriza antes mencionada.
El origen de los señalamientos, de acuerdo con lo manifestado por Rodolfo Antonio y Erick Guillermo Benítez Méndez, de 35 y 44 años respectivamente, tiene relación con el proceso migratorio.
Lo que percibieron Rodolfo y Erick, estando allá, es que existe un grupo autorizado de «tramitadores», quienes se supone ayudan a agilizar el proceso para salir de Nicaragua y entrar a Costa Rica; y que existe un segundo grupo, «informal», que está «subcontratado» por el primero. Y ese es el problema.
Cuando llegaron a Cañas-Jerez, después de haber pasado ya las fronteras El Amatillo (El Salvador-Honduras) y El Espino (Honduras-Nicaragua), un tramitador no autorizado se les acercó precisamente para ofrecerles agilizarles el proceso migratorio por «lo que sea su voluntad».
«Si no se va a tardar como cuatro horas en salir de aquí; y hasta más de ocho horas, si los mandan a Antinarcóticos», les advirtieron. «Nosotros le ayudamos para que puedan salir de aquí en menos de una hora», les insistieron. Y ante tanta insistencia, dijeron que «sí». Al final, terminaron pagando 40 dólares.
El problema, no obstante, no ocurrió, sino hasta que regresaron de Costa Rica y volvieron a ingresar por Peñas Blancas a Nicaragua: Allí ya estaba esperándoles el mismo tramitador «con todos los papeles listos» para que le volvieran a pagar otros $40.
«Mirá, yo con vos no he tenido ningún acuerdo para que me hicieras nada y yo no tengo dinero para pagarte», le advirtió Rodolfo Antonio.
El sujeto, molesto, los amenazó con un «esto no se va a quedar así» y se dirigió a hablar con varios policías.
En cuestión de minutos, estaban siendo arrestados.
Detenidos sin razón
Con los hermanos viajaba una tercera persona, alguien a quien han contratado para su seguridad personal, pero como esta persona no portaba pasaporte no podía ingresar a territorio costarricense, por lo que ya habían acordado que dormiría en un hotel aledaños a la frontera.
Carlos Francisco Sermeño había logrado cruzar una parte de Centroamérica amparándose en el CA-4, que solo requiere el Documento Único de Identidad (DUI) para identificarse en las terminales de Migración, pero sabía que no ingresaría a Costa Rica porque no posee pasaporte.
Fue en el momento en el que Rodolfo y Erick salieron del recinto migratorio y caminaron dirigiéndose al hotel a recoger a su guardaespaldas cuando un agente, que estaba platicando con el tramitador en cuestión, los paró, les retuvo los documentos y tras acusarlos de estar recogiendo a ilegales se los llevó a la zona de Antinarcóticos.
Según aseguraron, el tramitador los veía de lejos riéndose. «Por eso (por la risa del tramitador) es que usted está haciendo esto, oficial, porque no quisimos pagar a un tramitador que luego le pagaría algo a usted», comentó Rodolfo Antonio que habían cuestionado al agente.
Aunque ambos insistieron al jefe de la unidad antidrogas que su acompañante tenía DUI y que este le había sido retenido por el agente que los arrestó, no hubo más respuesta por parte de las autoridades que encerrarlos «sin agua, sin comida y en medio de excremento humano, en una celda oscura», aseguró Rodolfo.
«Ustedes ya están chingados», «Les vamos a dar unos 20 o 30 años de cárcel por narcotraficantes», dicen que los amenazaron.
Momentos antes de entrar a la celda y antes de que les decomisaran sus celulares, Rodolfo pudo comunicarse con su esposa para advertirle que lo estaban reteniendo.
Los hermanos no pegaron un ojo desde las 9:00 de la noche que los colocaron tras las rejas hasta las 2:00 de la tarde del día siguiente que llegaron a sacarlos para trasladarlos a la delegación de Cárdenas, situada a unos 17 kilómetros de la frontera. El miedo de los Benítez era que les colocaran droga, pues agentes antinarcóticos se habían quedado con las llaves del vehículo.
Durante ese tiempo, la cónyuge no paró de llamar. Pero, según señalaron, los agentes levantaban el teléfono, decían que no tenían allí a ningún salvadoreño y colgaban.
Después de 15 horas presos, fueron trasladados a Cárdenas y volvieron a ser encarcelados otras 40 horas, hasta el miércoles 11.
Su libertad solo fue posible cuando otro prisionero contactó a su abogado personal con la esposa de Rofolfo y esta le pagó $380 por resolver el caso. Y aun así, debieron permanecer en Nicaragua hasta el viernes 13 que les devolvieron sus pasaportes.
Después supieron que a Sermeño lo habían dejado libre, pero sin dinero: llegó a El Salvador a puro «ride».
