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“Caso Televisa” con muchas lagunas

Raquel Alatorre pocas veces lució preocupada durante el juicio.

Fueron declarados culpables los 18 mexicanos detenidos en Nicaragua el pasado 20 de agosto a bordo de seis costosas camionetas repletas de modernos equipos para transmisiones televisivas y 9.2 millones de dólares en efectivo.

Según ha trascendido, la mayoría, si no todos los detenidos, podrían ser extraditados a su país de origen, quedando en el ambiente la sensación de que Televisa no logró probar fehacientemente que no tiene liga con el grupo.

La empresa azteca logró “convencer” a gran número de medios de comunicación para que se refirieran a Raquel Alatorre Correa y sus 17 subordinados como “los falsos periodistas de Televisa”, pese a lo cual, no pudo sostener su desmentido ante las evidencias.

Varios funcionarios de la gigante televisora mexicana fueron contactados por los detenidos tras ser capturados, sin que Televisa haya mostrado la misma vehemencia por desmentir tal especie, a como sí lo hizo para tratar de desmarcarse del grupo como empresa.

Se acabó el juicio y ahora solo falta conocer la sentencia. Como hemos apuntado en otras notas, el centro del interés se volvió el tratar de dilucidar –pese a las abundantes evidencias- si los “falsos periodistas” eran o no de Televisa, descuidando el fondo del asunto que era conocer el daño ocasionado a Nicaragua y otras naciones del istmo con el tráfico de estupefacientes.

Ni siquiera se supo con certeza a qué cártel pertenecían los narcotraficantes ni qué cantidad de droga y dinero movilizaron por Centroamérica durante sus numerosas andanzas y quizás eso motivó a algunos a preguntarse si existía el “cártel de Televisa”.

Fue tan grande la profusión de información que buscaba demostrar que no había ningún nexo entre la televisora y los narcos detenidos por la Policía de Nicaragua, que el presidente Daniel Ortega en una ocasión se refirió al tema como “el secreto de Televisa”.

El mandatario aseguró además que la Raquel Alatorre apresada en Nicaragua era una impostora y que la verdadera periodista con ese nombre laboraba efectivamente en Televisa y que se encontraba en México. Nadie desmintió eso.

Tampoco hubo oportunidad de escuchar lo que tenían que alegar en su defensa los muchachos de Raquel, ya que todo lo que se supo de ellos fue a través de los interrogatorios policiales. Incluso los defensores se quejaron de la falta de oportunidades para hablar con sus clientes.

De la única amenaza que se supo, fue la denunciada por Juan Torres, el presunto segundo jefe de la banda, quien aseguró que un enviado de Televisa llegó a amenazarlo a su propia celda en El Chipote, un sitio vedado para los simples mortales. Tal especie fue negada por nuestras autoridades.

Ignoramos si al arribar a México extraditados seguirán manteniendo que laboran para la empresa del señor Emilio Azcárraga Jaen, a como sostuvieron aquí desde que fueron capturados.

¿Por qué sería que Raquel Alatorre hizo con su celular 106 llamadas a México a un alto ejecutivo de Televisa? Eso nunca fue explicado por ninguna de las partes en el proceso que finalizó sin pena ni gloria este miércoles.

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