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Alerta por hambruna en zonas rurales

Roya 4* Roya ha provocado pérdida de 90 mil empleos y en Nicaragua «no se está haciendo nada» para ayudar a las familias que han agotado sus reservas de alimentos, señala ONG

Una caída de 28% de la cosecha de café por la roya y la pérdida de unos 90.000 empleos temporales, prendió las alarmas en Nicaragua ante el riesgo de una crisis alimentaria en zonas cafetaleras, advirtió una fundación española humanitaria que atiende el problema.

«Estamos a las puertas de una crisis alimentaria que se va a acentuar en los próximos meses» por falta de empleos e ingresos para comprar alimentos en las zonas cafeteras, dijo a la AFP el director de Acción Contra el Hambre (ACF), Alejandro Zurita.

La ONG, que tiene programas de combate a la desnutrición en sectores rurales de Nicaragua y otros países de Centroamérica, recomendó al gobierno y a agencias internacionales intervenir con ayudas «de emergencia» dando alimentos o dinero durante nueves meses a las familias afectadas, en la zona norte del país.

Además, sugirió proveer créditos y asistencia para el cultivo de huertos a las familias que tengan parcelas, así como diversificar las fuentes de ingreso para los que no tienen tierras que cultivar.

Unos 44.000 productores desarrollan la caficultura en 126.000 hectáreas de Nicaragua, tercer productor de café en Centroamérica, sobre todo en Jinotega, Matagalpa, Estelí, Nueva Segovia y Somoto.

Según la ONG, gremios cafetaleros estiman que el 95% de los caficultores tiene pequeñas plantaciones de entre 2 y 11 hectáreas, y que dan empleo a 300.000 obreros temporales.

El informe de la ACF, que cita cifras del ministerio de Agricultura, señala la producción de café para la cosecha 2013-2014 es de 1,65 millones de sacos de 45,5 kilos, un 28% menos que la del ciclo anterior, como efecto de la incidencia de la roya.

Como consecuencia, hubo una pérdida de unos 90.000 puestos de trabajo temporal, equivalente a un 40% del empleo que genera la cosecha del café en un año normal, de acuerdo con gremios de caficultores y sindicatos consultados por la ACP para la elaboración de un diagnóstico de la situación.

Una plaga de roya (Hemileia vastatrix) se ha extendido desde hace varios meses en Centroamérica, debido entre otros factores al cambio climático que favorece la propagación del hongo y al mal manejo de los cafetales, según la Organización Internacional del Café (OIC).

La incidencia de la plaga en Nicaragua fue de un 37% de las plantaciones. Los países más perjudicados han sido el Salvador con el 74%; Guatemala el 70% y Costa Rica el 64%, y el que menos Honduras con el 25%.

Pero la discusión se ha centrado más en el impacto de la roya sobre los aspectos agronómicos y económicos y menos en «las consecuencias humanitarias que padecen las familias altamente dependientes del ciclo de café», lamentó el activista de ACF.

En Nicaragua «no se está haciendo nada» para ayudar a las familias que han agotado sus reservas de alimentos o están por hacerlo, y no tienen un empleo que les proporcione ingresos para comprar sus provisiones, expuso Zurita.

Sin embargo, reconoce que el gobierno es «consciente del problema y está trabajando en soluciones de largo plazo, que permitan tener cultivos más resistentes a la roya».

Según el estudio, al que tuvo acceso la AFP, a causa de la reducción del empleo en las plantaciones, la disponibilidad diaria de dinero de los jornaleros pasó de 99 a 72 centavos de dólar por persona.

«Es decir, han pasado en promedio, de la pobreza a la extrema pobreza», subrayó Zurita, al comentar el informe sobre la situación de los obreros del café y sus familias, elaborado entre septiembre y octubre con una muestra representativa de 357 hogares.

El diagnóstico de ACF reveló que en los departamentos norteños de Jinotega, Madriz y Nueva Segovia, donde se ubica el 59% de fincas cafetaleras, un 64% de hogares «tiene algún grado de inseguridad alimentaria en relación al gasto en alimentos».

Ante la escasez de alimentos algunas familias redujeron la cantidad de ingesta en cada tiempo, y otros comen menos de tres veces al día, según el informe.

Además, ante la falta de dinero, la gente ha dejado de consumir -o lo hace con menos frecuencia- alimentos como carne, huevos, frutas, verduras y azúcares.

En el periodo en que no hay labores de recolección del grano, de febrero a octubre, los obreros diversifican sus fuentes de ingresos con actividades como la siembra de granos básicos para autoconsumo, pequeños negocios, oficios domésticos, construcción, o emigrando a los centros urbanos o fuera del país.

En julio del 2001, la caída de precios del café a nivel mundial desencadenó una crisis de hambre en Nicaragua, que provocó que decenas de familias sin trabajo emigraran a las carreteras y centros urbanos demandando alimentos.

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