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Mafia incrustada en fútbol centroamericano

futbol mafiaLos equipos locales de fútbol dan a los grupos criminales, en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, la capacidad para lavar las ganancias, evadir impuestos y acumular suficiente capital político y social para evitar el escrutinio, señala un artículo publicado en el sitio web de InSight Crime.

De acuerdo con la información, estas organizaciones centran sus operaciones criminales en pequeños municipios de Guatemala, El Salvador y Honduras, pero son traficantes internacionales; los equipos de fútbol forman parte de su vasto portafolio económico y les proporcionan apoyo local en sus áreas de operación, que utilizan para ampliar sus relaciones comerciales y políticas, y proteger sus intereses legales e ilegales.

InSight Crimen considera que parte de esta protección viene del hecho de que las fortunas de estas franquicias del fútbol aumentan con el crimen organizado al mando; en Guatemala, por ejemplo, los Jaguares de Heredia, en el norteño departamento de Petén, ha estado prácticamente invicto desde 2010; este equipo es propiedad del clan Mendoza, una tristemente célebre familia que ha hecho su fortuna a través del contrabando, el tráfico de drogas y la corrupción del gobierno.

En El Salvador, el club Isidro Metapán, de la ciudad del mismo nombre, ha ganado ocho títulos en los últimos siete años; su presidente, Wilfredo Guerra Umaña es hijo de Juan Umaña Samayoa, alcalde de Metaán; su socio, Adán Salazar, alias “Chepe Diablo”, es el jefe del Cartel de Texis, según el Ministerio de Seguridad.

Mientras que en Honduras, el Real Sociedad de Tocoa, del departamento de Colón, al parecer es propiedad de la familia Rivera Maradiaga, también conocida como “los Cachiros”; las autoridades hondureñas y estadounidenses dicen que los Cachiros son uno de los grupos criminales más poderosos en Honduras, moviendo cocaína y otras sustancias ilegales hacia México.

A pesar de la conexión abierta entre el crimen organizado y el fútbol, no existen investigaciones sobre las finanzas de estos clubes, el movimiento de los jugadores, o el desarrollo de la infraestructura, señala la información.

InSight Crime concluye que, en esencia, el fútbol es intocable, especialmente cuando se refiere a un ganador permanente. El éxito de los clubes también da poder a estos dudosos grupos económicos en los municipios en los que operan. Empresarios y políticos quieren ser asociados con un ganador, incluso si ese ganador está en la lista de extraditables de Estados Unidos.

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