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Murió el uruguayo Daniel Viglietti

daniel vigliettiPágina 12

El autor de hitos de la música americana como “A desalambrar”, “El chueco Maciel”, “Canción para el hombre nuevo”, “Declaración de amor a Nicaragua” o “La Patria Vieja” falleció en Montevideo a los 78 años. “Mis canciones, al cabo, son como países que tenemos dentro nuestro, con sus aduanas, sus precipicios, sus hermosuras y sus contrastes, porque somos todos claroscuros andantes”, había dicho a Página/12 en febrero.

El cantautor uruguayo Daniel Viglietti murió hoy en Montevideo a los 78 años de edad. El músico y compositor Ruben Olivera, amigo de Viglietti, dijo a la agencia DPA que el artista «no tenía problemas cardíacos» y que su muerte fue sorpresiva para todos sus compañeros y familiares.

Icono de la música americana con compromiso social, conoció la cárcel, la tortura y el exilio. Fue uno de los fundadores del denominado Canto Popular Uruguayo (CPU), donde tuvo como socios principales a otros grandes representantes de la música urguaya como Alfredo Zitarrosa y Los Olimareños.

Siempre comprometido con las causas populares, Viglietti recibió el reconocimiento de los públicos más diversos de América Latina y de Europa, principalmente de Francia, país al que siempre estuvo muy vinculado y que visitaba con frecuencia.

Fue autor de reconocidas canciones como «A desalambrar», «El chueco Maciel» y musicalizó a numerosos poetas iberoamericanos como sus compatriotas Circe Maia, Líber Falco y Washington Benavídez, el peruano César Vallejo, los españoles Rafael Alberti y Federico García Lorca y el cubano Nicolás Guillén, entre otros. También realizó múltiples espectáculos y grabó discos «A dos voces» con su compatriota Mario Benedetti, a quien le unía además una profunda amistad.

Desde 1997 realizaba semanalmente un programa de radio que se llamaba «Tímpano» y otro de televisión que se titulaba «Párpado» en el que difundía artistas de todo el mundo.

“Pongo mi voz y mi guitarra como elemento opinante”, definió en un reportaje con Página/12 en febrero de este año, cuando vino para realizar conciertos en el Torquato Tasso pero también se hizo tiempo para acompañar a los maestros que protestaban frente al Congreso con una Escuela Itinerante.

En agosto volvió a la Argentina, nuevamente al Tasso, para dar comienzo a un ciclo de tres meses de músicos uruguayos. “Mi generación, que es la de Alfredo Zitarrosa y Los Olimareños, está muy marcada por la música de origen campesino, aunque Alfredo y yo seamos montevideanos. Ambos tuvimos un estilo muy marcado por lo solístico, y a los dos nos influyó mucho el folklore argentino”, explicó entonces, nuevamente en diálogo con este diario.

Y en otra frase resumió el hilo conductor de toda su obra: “Canciones relacionadas con un compromiso muy hondo con la lucha popular en mi país, y en América Latina… es esa memoria que me lleva a pensar en las luchas, los logros, los aciertos, dificultades, derrotas y recomienzos. En este momento puntual de la historia, creo que la lucha más importante es la de enfrentar la impunidad”.

Así lo definieron distintos referentes de la música argentina en el año 2002, cuando Página/12 lanzó para sus lectores una edición de sus primeros tres discos:

– Liliana Herrero: “Conocía a Daniel Viglietti en los años 60 en Rosario, me acuerdo que compartimos un muy lindo concierto en el teatro El Círculo. En aquel entonces yo participaba de un grupo que se llamaba “Canto libre” en homenaje a un tema suyo. Creo que fue un cantor fundamental para los años 60 y 70, un hombre con una conducta intachable y una actitud política de gran compromiso. Sus canciones son y serán siempre de gran significación para la memoria política latinoamericana. Su obra, su canto, y sobre todo su actitud, fueron decisivos. Al igual que muchos otros, como Paco Ibáñez por ejemplo, Viglietti fue un relator y un cronista de la época. En ese sentido lo recuerdo con cierta melancolía y con mucha gratitud”.

– Teresa Parodi: “Daniel marcó a una generación entera, que fue la mía. Sus canciones fueron cantadas en las peñas, en los encuentros de estudiantes, en cuanta reunión hubiera. Nos emocionaba mucho reflexionar sobre sus letras, sentíamos que él estaba diciendo lo que todos queríamos decir. Cada vez que canto uno de sus temas siento una gran emoción. La suya es una canción profundamente comprometida con la realidad latinoamericana, por eso fue señera, y devino en baluarte y bandera. Conocí a Daniel mucho después de haberlo imaginado a través de sus canciones, y con el tiempo seguimos coincidiendo en diferentes lugares. Hace poco compartimos algunos recitales para las Abuelas de Plaza de Mayo, y el abrazo colectivo a Estela Carlotto en La Plata. Es un hombre que hace todo en función de lo que piensa, que marcha imperturbable en el camino que se marcó, y que sigue siendo un espejo en el que uno puede ir a mirarse”.

– Víctor Heredia: “Daniel Viglietti es un músico maravilloso de la Nueva Trova Oriental. Todas sus canciones tienen un contenido extraordinario. Tienen la urgencia de la denuncia, tienen el llamado a combatir las injusticias, y también tienen una gran ternura. Muchos de sus temas fueron imprescindibles para mí, y hoy todavía se me eriza la piel cada vez que escucho “A desalambrar”. Daniel fue y es un compañero de ruta excepcional. Compartimos un último show en el homenaje que se le hizo al Che Guevara en Ferro. Recuerdo con mucho cariño ese momento en que nos encontramos con él, con Silvio Rodríguez y con Chico Buarque. Entre tantas satisfacciones que me ha dado este oficio que elegí para mi vida, está la de compartir la música con tipos como Daniel, en momentos que voy a guardar por siempre en mi corazón”.

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