Rss Feed Tweeter button Facebook button Youtube button
|

Cueva de Altamira descubierta por niña de 8 años

Cueva AltamiraEl Periódico

La cueva de Altamira (Cantabria, España) inspira este 24 de septiembre un ‘doodle’ de Google con motivo del 139 aniversario del descubrimiento en 1879 de sus impresionantes pinturas, consideradas la obra cumbre del arte paleolítico.

El descubrimiento de la gruta se remonta a unos años atrás, concretamente a 1868. Fue entonces, según detalla la Wikipedia, cuando el tejero asturiano Modesto Cubillas dio con la entrada a la cueva mientras trataba de liberar a su perro de caza, que se había quedado atrapado entre las grietas de unas rocas.

Entonces el hallazgo pasó desapercibido (en la zona, de terreno kárstico, hay miles de grutas), pero Cubillas se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, potentado local y aficionado a la paleontología.

Sanz de Sautuola visitó la cueva años después, en 1875, pero no observó nada destacable. En una segunda visita en 1879 fue acompañado por su hija María, quien mientras su padre exploraba la gruta se adentró en una sala lateral y vio unas espectaculares pinturas en el techo. «¡Mira, papá, bueyes!», exclamó la pequeña, de 8 años. Acababa de descubrir la capilla Sixtina del arte rupestre paleolítico.

Las pinturas de la cueva de Altamira fueron el primer conjunto pictórico de la prehistoria conocido en su época. Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos pintados o grabados durante milenios se extienden majestuosos por el interior de la gruta.

De hecho, tras su descubrimiento no faltaron las voces que denunciaron que las pinturas eran falsas, al considerar que sus formas abstractas y sus reproducciones de la vida salvaje eran demasiado sofisticadas para su tiempo (están datadas en el periodo magdaleniense, hace entre 12.000 y 15.000 años). Finalmente, un estudio francés llevado a cabo en 1902 constató su origen paleolítico.

La autoría de las pinturas de la cueva de Altamira

La posibilidad de que las pinturas de Altamira fueran obra femenina se abrió paso en el 2012, cuando en una exposición en Madrid se representó a una mujer pintando la cueva. «Supuso un impacto. Se alzó mucho la voz desde la academia. ¿Por qué ponéis a una mujer, si no está comprobado que lo fuera? Bien, tampoco está comprobado que fuera un hombre», comentó Ana Herranz, investigadora en un proyecto sobre arqueología y mujeres en la Universidad de Jaén.

Lo único cierto es que en la actualidad es imposible discernir si las pinturas fueron obra de mujeres o de hombres. En todo caso, tan aventurado es sostener una hipótesis como la otra.

Las mujeres prehistóricas suelen ser representadas dedicándose a las tareas del hogar, debido a los estereotipos de género que dominan también el relato de la historia. Según Lourdes Prados, profesora de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid y editora del libro ‘Museos arqueológicos y género. Educando en igualdad’, «la mayoría de los manuales escolares están sesgados».

«En los últimos años, se ha intentado que los textos sean más equilibrados. Sin embargo, las imágenes no se han cuidado. Y, para un niño, la imagen es lo primero que llega», subraya Prados.

Visita a la cueva de Altamira

La cueva de Altamira tiene una longitud de 270 metros, con una estructura sencilla formada por una galería con escasas ramificaciones y un final estrecho y de difícil acceso.

Por criterios de conservación, la gruta se cerró al público en el 2002. No obstante, en el 2015 el Patronato del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira acordó un estricto régimen de acceso controlado y limitado de cinco personas a la semana.

La visita a la cueva de Altamira, de 37 minutos, se realiza bajo un estricto protocolo de indumentaria e iluminación, con un recorrido y tiempos de permanencia definidos para cada zona de la cueva.

Archives

Recently Commented