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Brujería está acabando con colibríes en México

Coli* Tener un amor “amarrado”, es decir, a través de presuntas oscuras fuerzas de la magia negra o brujería, ha puesto a los pobres colibríes al borde de la extinción en México.

Los “amarres” se solicitan y se practican sobre todo en el mercado de Sonora, y aparte de no tener ninguna eficacia, los(as) enamorados deberían estar conscientes de que fomentan un mercado ilegal que está a punto de acabar con distintas especies de colibríes en la nación azteca.

Alejandro I. López señala que no es ningún secreto que el trabajo más solicitado en la parte posterior de la nave de Sonora dedicada al esoterismo y medicina tradicional, es el “amarre”, ritual que varía según la persona que lo practica y tiene un único objetivo: conseguir que una persona se enamore de quien solicita el hechizo y mantener su interés.

A pesar de que un sinfín de rituales que se practican en el Mercado de Sonora tienen su origen en el conocimiento y los distintos sistemas de creencias de culturas prehispánicas –o bien, el sincretismo entre éstas y el cristianismo–, la realidad es que la mayoría de quienes los llevan a cabo dentro del mercado llevan a cabo una forma de apropiación cultural descontextualizando la práctica y al mismo tiempo, engañan a los visitantes más incautos sobre su eficacia para generar ganancias.

Una de las consecuencias más graves de estas prácticas es el tráfico de especies vegetales y animales para llevar a cabo los rituales. Uno de los casos es el del colibrí, un ave pequeña endémica de América, caracterizada por la velocidad de sus movimientos, su plumaje precioso y sus picos largos, producto de la evolución para alimentarse de flores con accesos tubulares.

Desde hace al menos una década, las pistas para entender la drástica disminución de las 58 especies de colibríes que existen en México guían hacia el comercio ilegal con fines rituales. El tráfico de esta ave no sólo se concentra en territorio nacional, también se importan cientos de cadáveres para ser utilizados principalmente en los Estados Unidos, en rituales similares o relacionados con el vudú y otros sistemas de creencias.

La modalidad del trabajo de amarre con colibríes es bien conocida en el Mercado de Sonora: para su preparación se utilizan dos aves, un macho y una hembra, que se colocan juntos, a veces envueltos en ropa interior de la persona que se pretende hechizar. El bulto resultante se introduce en un pequeño costal rojo y se llena de miel.

Según una investigación de Rene Ebersole para National Geographic, periodista independiente cuya línea de trabajo los últimos dos años es el tráfico de aves, un colibrí muerto puede valer 50 pesos y un amarre con ambas aves, hasta 600 en el Mercado de Sonora.

El tráfico de esta ave no sólo se utiliza en los amarres. Según la creencia popular, respaldada por algunos locatarios, consumir el corazón hervido de un colibrí es un remedio altamente efectivo para distintas cardiopatías y otras enfermedades, e incluso controlar el trastorno de epilepsia.

Los usos de las plumas, el corazón y la totalidad de los colibríes son tan amplios como la imaginación de los vendedores, que comercializan hechizos a costa de las prácticas de culturas milenarias, aprovechándose de la desesperación, superstición o ignorancia de los compradores y lucrando con especies en peligro de extinción.

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