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Píldora para dejar de beber

Una píldora diseñada para adictos al alcohol logró que éstos redujeran su consumo diario en más de 60%, afirman científicos.

El fármaco todavía no ha sido aprobado para uso clínico, pero según la farmacéutica que lo produce, la empresa danesa Lundbeck, los resultados de los ensayos clínicos llevados a cabo con casi 2.000 pacientes muestran resultados «prometedores».

Los datos de las pruebas fueron presentados en el Congreso Europeo de Psiquiatría de la Asociación Psiquiátrica Europea (EPA) que se celebra en Praga, República Checa.

El medicamento -que está basado en un compuesto antagonista opioide llamado nalmefene- funciona bloqueando los mecanismos del cerebro responsables del efecto de placer que proporciona el alcohol.

Y esto, dicen los científicos, ayuda a combatir el ansia por beber en exceso.

El abuso de alcohol es una de las principales causas de muerte en el mundo, responsable de unos 2.5 millones de muertes cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Actualmente el tratamiento estándar para la dependencia al alcohol está basado en la terapia psicológica y también hay fármacos disponibles para ayudar a los pacientes que intentan dejar el hábito.

Por ejemplo, hay tabletas que ayudan a evitar una recaída en el consumo de alcohol durante los períodos de abstinencia, medicamentos que causan náusea y malestar cuando se consume alcohol o terapias para aliviar los síntomas de abstinencia, que incluyen ansiedad e insomnio.

Pero no existen tratamientos que ayuden a reducir el ansia que sienten los alcohólicos para consumir la bebida.

Y por eso estos pacientes experimentan altas tasas de recaída cuando intentan dejar de beber.

Si se aprueba el nuevo medicamento, dicen los investigadores, sería el primero que ayudaría a los adictos a reducir su consumo diario de alcohol y junto con una terapia psicológica podría ayudarlos a dejar la bebida.

Reducción de consumo

Los tres ensayos clínicos presentados en la conferencia incluyeron a un total de 1.997 pacientes de clínicas en Austria, Finlandia, Alemania y Suecia.

Los pacientes debían tomar una tableta cuando la necesitaran, es decir, cuando se sintieran en riesgo de necesitar una bebida alcohólica.

Conjuntamente se les dio asesoría médica y psicológica para motivarlos y ayudarlos a adherirse a la terapia.

Pero no se les impuso a un objetivo específico de abstinencia.

La mitad de los participantes recibió un placebo.

Durante los seis meses de tratamiento, dicen los investigadores, los resultados mostraron que los participantes lograron reducir su consumo diario en 66% en promedio, comparado con el grupo que tomó un placebo.

La cantidad de consumo de alcohol consumido diariamente se redujo de 84 gramos al día (el equivalente de una botella de vino) a 30 gramos diarios (un vaso grande de vino).

Los participantes que recibieron el tratamiento también lograron reducir el número de días que bebían en exceso (más de 60 gramos de alcohol, en hombres, o 40 gramos en mujeres) de 19 a 7 días al mes en promedio.

Y el efecto logró mantenerse durante un año, agregan los científicos.

Los efectos secundarios que se presentaron incluyeron mareo, náusea, fatiga, sudor excesivo, trastornos de sueño, incluido insomio, vómito y síntomas similares a los del resfriado.

Tal como señala el doctor David Collier de la Universidad Queen Mary en Londres, uno de los investigadores, «la gente que participó en estos ensayos tenía un problema real de dependencia al alcohol».

«La mayoría nunca habían pedido ayuda para su adicción, pero otros habían fracasado con sus estrategias de abstinencia para dejar de beber».

«Para mucha gente, la abstinencia es la opción correcta, pero no todos pueden o quieren hacerlo. Y entre quienes la intentan, esta estrategia sólo ayuda a la mitad».

«Basados en la experiencia que tuvimos con estos ensayos, la reducción del consumo de alcohol a niveles seguros puede ser un objetivo realista y práctico para la gente que tiene una dependencia al alcohol, y esto puede traer muchos beneficios a corto y largo plazo para su salud» agrega el investigador.

Lundbeck ya solicitó a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) licencia de comercialización del fármaco para el tratamiento de la dependencia al alcohol.

Todavía, sin embargo, será necesario demostrar cuáles son los efectos a más largo plazo del medicamento, por ejemplo para evitar una recaída de la adicción o su potencial de causar abuso. (BBC)

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