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“Los Charros” mueven hilos en economía nica

Miembros del cártel de “Los Charros” fueron condenados en marzo a 27 años cárcel en Nicaragua por delitos de narcotráfico. (Foto: Especial El Universal).

* Este cártel opera en Centroamérica y actúa encubierto como patrocinador de iglesias evangélicas, ferreterías y transportistas.

José Meléndez | El Universal

San José.- Esparcidos en narcoestaciones instaladas en Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, y encubiertos como patrocinadores de iglesias evangélicas, ferreteros o transportistas, hombres y mujeres de “Los Charros” siguieron un libreto diseñado por el mexicano Gabriel Maldonado Siller, ex miembro de la Policía Federal de México, y crearon un estructura que lavó dinero y traficó drogas de Venezuela y Colombia a América del Norte por Centroamérica.

La historia de “Los Charros” aparece ahora ligada a los líos entre contrabandistas de drogas de Nicaragua y Costa Rica, que provocaron el atentado en el que pereció el cantautor argentino Facundo Cabral, y a la falsificación de documentos de identidad obtenidos por narcotraficantes con supuesto apoyo de un magistrado suplente del poder electoral nicaragüense.

“Los Charros”, cártel del narcotráfico dirigido desde Guatemala y vinculado a la Familia Michoacana, una de las más fuertes narcomafias de México, está integrado por mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses, costarricenses y colombianos, algunos condenados en marzo pasado, en Nicaragua, a 27 años de prisión por narcotráfico, blanqueo de capitales y crimen organizado.

Los hechos son parte de una acusación presentada en mayo de 2011 por la Unidad Especializada Anticorrupción y Contra el Crimen Organizado del Ministerio Público de Nicaragua contra dos mexicanos —Maldonado y David Patrón Arce—, siete nicaragüenses, cuatro guatemaltecos y tres salvadoreños por transporte internacional de estupefacientes, crimen organizado internacional y lavado de dinero. Una copia del documento está en poder de EL UNIVERSAL.

En la acusación, la Unidad describió que el cártel de Los Charros fue dirigido por el guatemalteco Juan Ortiz Chamaliel, capturado en abril de 2011 en Guatemala y extraditado a Estados Unidos, y que las operaciones quedaron a cargo de una mujer, llamada Tana o La Doña cuyo representante en Nicaragua era Maldonado.

El documento añade que Maldonado “fue Policía Federal en México y estuvo detenido seis años en Texas, Estados Unidos, por el delito de tráfico de drogas”. En Nicaragua, el mexicano cumplió “funciones de reclutamiento de nuevos contactos que tengan posibilidades de abrir rutas” del narcotráfico en Costa Rica y en Nicaragua para trasladar estupefacientes a Guatemala.

Intensos movimientos

Maldonado “dirigía en Nicaragua a una expresión fuerte del narcotráfico internacional, para lo cual contaba con el apoyo de una red que fue estructurando con nacionales y extranjeros”, aseguró el fiscal nicaragüense Javier Morazán Chavarría en la acusación. Maldonado “es el encargado de dirigir la expresión del cártel guatemalteco conocido como Los Charros”, acotó.

En este panorama, Julio César Osuna Ruiz, ahora ex magistrado suplente del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, fue capturado el 27 de mayo anterior como presunta pieza clave de una red de falsificación de documentos, narcotráfico y blanqueo de dinero relacionada con Los Charros.

La narcoestructura, denominada Grupo Fresa y desarticulada por la policía nicaragüense, era dirigida por el costarricense Alejandro Jiménez, alias El Palidejo, preso en Guatemala y acusado de ser autor intelectual de la muerte de Cabral, en julio de 2011.

Ozuna se asoció en Nicaragua a Patrón y ambos establecieron en junio de 2009 la empresa América Central, América del Norte Importaciones y Exportaciones Sociedad Anónima (ACAN), según registros oficiales nicaragüenses.

En la otra acusación contra los Fresa, el Ministerio Público de Nicaragua determinó que Ozuna planeaba expandirse en el mercado nicaragüense con las ganancias de sus negocios de narcotráfico y abrir un casino, un restaurante de comidas rápidas, comprar dos líneas de autobuses para el transporte de la frontera con Costa Rica a Managua y adquirir varios inmuebles.

En su informe, Morazán aseguró que Patrón dirigía “una estructura de tráfico de drogas en Costa Rica en asociación” con Maldonado y tenía las misiones de “coordinar la carga de la droga” en suelo costarricense y de vigilancia “para evitar robos de la droga en toda su ruta” hasta Guatemala, encubierto como dueño de una empresa costarricense de transportes. Los camiones eran usados para llevar droga “en compartimentos ocultos directos” desde Costa Rica a Guatemala, precisó el fiscal.

Los Charros estuvieron relacionados con Ozuna y otras 10 personas que, como integrantes del Grupo Fresa, fueron capturadas el 26 de mayo por sospechas de integrar una cadena que traficó cocaína de Colombia a México y EU vía Centroamérica, falsificó documentos y legitimó capitales con empresas fantasmas.

Ozuna habría ayudado a procesar falsas cédulas de identidad nicaragüenses para el Grupo Fresa, uno de cuyos líderes fue un colombiano identificado como Nicolás y con el alias de Fresa por Morazán.

El colombiano Fresa, reveló el fiscal, “es la persona encargada de conseguir la droga en Costa Rica ya que es el que posee los mejores contactos en Costa Rica, Colombia y Venezuela”.

A nombre de iglesias

En su exposición de hechos del caso que derivó en la condena a Los Charros, Morazán narró que “la nueva modalidad de los narcotraficantes es poner a nombre de iglesias los vehículos y propiedades”. Una fundación religiosa fue identificada por la Fiscalía como parte de las operaciones.

Los mafiosos, explicó, “donan vehículos a nombre de la iglesia”, aunque son “utilizados para la compra de drogas”. “El modo de operar de esta organización es que compra la droga en Costa Rica en fletes de 10 a 15 kilos de cocaína, los cuales son trasportados, en la mayoría de las ocasiones, hacia Nicaragua donde preparan los camiones que luego trasladan hacia Guatemala”, describió.

Pero también recurrieron a otras fachadas. Los Charros adquirieron bienes inmuebles y crearon al menos cuatro negocios ferreteros “para encubrir el origen ilícito del dinero producto de las actividades de narcotráfico”, según precisa la acusación.

Aunado a lo anterior, se usaron empresas transportistas de materiales de construcción de Costa Rica y Nicaragua, en un entarimado empresarial montado, con paciencia, bajo el libreto definido por Maldonado.

 

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