El Valor de una Mujer: ¡Educando y Levantando a una Nación!
Para la mayoría del mundo, la historia de Adán y Eva en el libro de Génesis es bien conocida. A Eva se le hizo responsable del despertar de la humanidad, conociendo el bien y el mal. Ya sea un acto de desobediencia o parte del plan de Dios, Eva tuvo el coraje y determinación de decidir en medio de su inocencia desafiar la misma.
Así como el hombre es la mayor creación y representación de Dios en la tierra, la mujer es su sexto sentido, voz interior y fuente de vida que le permite al hombre alcanzar la exaltación. Por lo que la mujer es un océano de sentimientos, espiritualidad y sentidos enaltecidos que guían y dan significado al barco de la vida del hombre.
Por ende, la mayor riqueza en la vida de un hombre es una mujer virtuosa, ella es vida, misericordia y la representante del amor de Dios en la Tierra. Es necesario que la mujer entienda y crea en su linaje real y divino como hija del Creador, para cumplir y honrar su mayor propósito, misión, y llamamiento de todos…¡el de ser mujer!
Más que nunca, la mujer necesita construir su vida y las de sus seres queridos sobre la roca, la roca del conocimiento espiritual, integridad, convicción en sus valores, educación y labor. Pues es realmente triste ver a una mujer sentenciada al silencio, opresión, abuso, y aislamiento en muchas partes del mundo; especialmente en países sub-desarrollados o religiosa y políticamente radicales. ¿Pero a quien se debe culpar? A nadie más que a la misma mujer, porque si una mujer no puede darse el respeto que merece, es casi imposible exigirlo o esperarlo de los demás.
Es preciso no confundir libertad con libertinaje, por lo que realmente el movimiento feminista, lejos de posicionar los derechos de la mujer en la sociedad, la han confundido en cuanto a su valor. Por consiguiente es necesario que la mujer obtenga una educación y formación moral que le permita desarrollarse en todos los aspectos como persona, mujer y profesional, ya sea que necesite contribuir económicamente al bienestar de su familia o no.
La mujer con educación puede asistir mejor a la educación de sus hijos, ser una mejor compañera y ayuda idónea para su esposo, y ser un mejor miembro de la sociedad. Sin embargo, nunca debería ser la prioridad de una mujer sacrificar el bienestar de su vida familiar por sus logros profesionales o seculares.
La mujer debe de revestirse con determinación y valentía para ser una cazadora y una guerrera si las circunstancias lo requieren; su belleza proviene de su capacidad de amar, perdonar y dar; y son su modestia y candor lo que la hacen deseable y apreciada. La mujer debe atesorar su virtud de vivir en castidad, sea virgen o no, hasta que se entregue con honor y dignidad. Mas su feminismo y suavidad, no la abstienen de forjarse un carácter que moldee como el fuego al hierro, su vida y las vidas de todos aquellos que impacte de forma positiva.
Existen el hambre, lamentos, miseria y dolor en el mundo, ¿qué podemos hacer? La mujer no puede permanecer pasiva ante tal problemática, de seguro se puede hacer mucho al respecto, y todo comienza con la mujer en el hogar, con los hijos, con la familia. Así que después de todo lo dicho, ¿debe una mujer ser sumisa a un hombre? Por supuesto que sí. La mujer debe ser sumisa al hombre que se somete a sí mismo a su Creador.
Ciertamente no se habla de perfección, nadie lo es, se trata de tomar responsabilidad y liderazgo de tu papel como mujer. Como dice el viejo refrán: Cuando una mujer educa a un niño… levanta a un hombre. Mas cuando una mujer educa a una niña… ¡levanta a una nación!