¿A qué juega Colombia con el fallo de La Haya?
* Al parecer está usando estrategia de desprestigiar a Nicaragua y hacer creer que cumple lo dispuesto por la Corte Internacional de Justicia de La Haya
¿Qué espera Colombia para aceptar públicamente el fallo de La Haya? A menos que existan conversaciones secretas con el gobierno de Managua, podría estar buscando cómo enredarnos en una sucia estrategia de “hacer que cumple, aunque todo siga igual” recomendada por algunos de sus “académicos” inescrupulosos.
Existe un grupo grande de políticos, de doctos y miembros de la plebe, que recomiendan al gobierno de Juan Manuel Santos que use el fallo de la CIJ del pasado 19 de noviembre como papel higiénico.
Sin embargo, los que comulgan con la recomendación de desconocer olímpicamente la decisión de los 15 jueces de La Haya, no dejan de sopesar la capacidad de respuesta de Nicaragua.
Intenta desprestigiarnos
Saben que somos un país pequeño, pero con gran respaldo internacional que actualmente incluye a Rusia y al bloque de los países del Alba. Conocen que por ahí Colombia podría llevarse algún susto si persiste en sus intentos de eludir el cumplimiento de regresar a Nicaragua las aguas que nos habían robado desde hace un par de siglos.
Pese a que hasta hace poco era tenido como un narcoestado, Colombia intenta desesperadamente hacer creer a la comunidad internacional que es Nicaragua el que está íntimamente relacionado con las drogas. y por lo tanto se ve obligada a defender el espacio marino que ya nos pertenece nuevamente.
La soberbia de la clase gobernante colombiana los ha llevado hasta a esgrimir que no estamos preparados para manejar la cantidad de mar que la CIJ nos regresó, por lo que sus fragatas deben permanecer en el lugar aunque no sean bien vistas por los nicaragüenses.
Las calumnias
Otra calumnia es que Nicaragua intenta desbaratar el área de Seaflower, de 250 mil kilómetros cuadrados de océano y que fue declarada por la Unesco en el año 2000 como Reserva de la Biósfera.
Son algunas de las estratagemas que han propuesto algunos de los “notables” para engañar, según ellos, a Nicaragua y a la comunidad internacional. En lo diplomático, Colombia podría denunciar cuanto antes el Pacto de Bogotá, tomarse el tiempo que haga falta pidiendo aclaraciones a la Corte y mantener consultas que garanticen la armonía preexistente con Jamaica, Costa Rica, Panamá y Honduras, aunque tales iniciativas fuesen percibidas por los nicaragüenses como incomprensibles y dilatorias, señalan.
Las estrategias
Para resumir, indican, los fallos de la Corte no pueden digerirse sólo a la luz del dilema «acatar o no acatar» pues, inevitablemente, se estarían desconociendo múltiples canales de acción diplomática orientados a proteger el interés nacional, canales que no necesariamente tienen que causarles escozor a los defensores del purismo legalista.
A su parecer, debe establecerse una diferenciación clara entre: (a) acatamiento, (b) desacato y (c) el escenario que llaman ‘acatamiento razonable’ de la sentencia.
Acatamiento “razonable”
En otras palabras, debe establecerse una diferenciación clara entre: (a) acatamiento, (b) desacato y (c) el escenario que llaman ‘acatamiento razonable’ de la sentencia.
En primera instancia, para que el cumplimiento tenga sentido debe consistir en la aceptación de buena fe de una obligación vinculante. En esta línea, la Corte entiende «buena fe» como “el deber de dar cumplimiento a la sentencia sin caer en la aplicación superficial o cualquier intento de elusión.
Por su parte, el desacato implica un rechazo total, abierto y declarado de la sentencia, es decir, la negativa absoluta a obedecer sus contenidos por considerarlos inválidos, de tal manera que el Estado se declara reacio a adoptar la medida porque lesiona gravemente su naturaleza y condición.
La «estrategia inteligente»
Finalmente, el ‘acatamiento razonable’ (que algunos podrían identificar como «desacato calculado» u «observación divergente» del fallo) sugiere una cuestión de grado, es decir, que los Estados pueden gestionar las sentencias mediante distintas iniciativas en las que se mezclan diplomacia clásica (poderes duros) y diplomacia pública (poderes blandos) conformando así una «estrategia inteligente».
Dicho de otro modo, se puede llevar a cabo una aplicación extendida y englobadora de la sentencia que no tenga repercusiones prácticas pero que ante los ojos de la comunidad internacional signifique que se está cumpliendo, pues, basada en la buena fe, tal aplicación no se opone explícitamente al fallo pero sí protege integralmente el interés nacional.
Economía, diplomacia y política
La «estrategia inteligente» se construye sobre la premisa de que Colombia no tiene por qué abrazar el fallo pero tampoco tiene por qué proclamar que no lo acata, de tal forma que, en lo militar, la Armada Nacional tendría que permanecer imperturbable a lo largo del meridiano 82 protegiendo a los pesqueros colombianos y negándoles el acceso a otros, aunque esa conducta pudiese ser considerada por los nicaragüenses como desafiante y prepotente.