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Colombia actúa como que nunca hubo fallo

* Santos y sus funcionarios se están comportando como bucaneros del siglo XXI
La decisión de Colombia de renunciar al Pacto de Bogotá tiene el objetivo no disimulado de evadir el fallo de La Haya evitando que Nicaragua haga efectivas las 200 millas que Corte Internacional de Justicia le otorgó a partir de sus costas en el Caribe.

Desde hace varios días la cancillera Holguín y otros funcionarios y asesores del gobierno de Juan Manuel Santos, han venido repitiendo que si se retiran del Pacto de Bogotá, evitarán que nuestro país los demande nuevamente y logre las 200 millas que según ellos La Haya no le dio por razones técnicas.

La Canciller Holguín ha explicado que la decisión de retirarse del Pacto de Bogotá obedece a proteger a su país de nuevas demandas que le puedan cercenar más territorio a Colombia.

Según la funcionaria, el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya dejó abierta la posibilidad para que nuestro país, en una demanda posterior, les pueda quitar más.

Recientemente, en el Congreso colombiano la Canciller señaló que la pretensión nicaragüense era quedarse con 200 millas de plataforma continental, pero la Corte le respondió que no le dio la razón «por unos temas de forma».

El anuncio del retiro lo hizo este miércoles el presidente Juan Manuel Santos, quien argumentó que la decisión «forma parte de medidas que hemos venido estudiando».

“Con esta denuncia, Colombia no pretende separarse de los mecanismos de solución pacífica de controversias”, afirmó el mandatario. Por el contrario, agregó “reitera su compromiso de recurrir siempre a procedimientos pacíficos”, pero no explicó cómo logrará lo anterior poniéndose al margen de las leyes.

Se espera que en las próximas horas, la cancillera María Ángela Holguín entregue detalles de la decisión dada a conocer este martes.

La idea que quiere vender el gobierno de Colombia a la comunidad internacional y a sus ciudadanos, es que se está poniendo a salvo de futuras demandas, sin embargo no oculta su arbitraria interpretación del fallo que regresó a Nicaragua gran parte de su mar territorial en el Caribe.

Para Santos, Holguín y demás funcionarios, la CIJ dejó todo como estaba antes de la lectura del fallo del 19 de noviembre, por lo que Nicaragua debe seguir acorralada en su costa haciendo uso de las 12 millas que Colombia nos asignó en su rol de modernos bucaneros.

El Pacto de Bogotá o Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, se suscribió el 30 de abril de 1948 durante la IX Conferencia Panamericana.

El documento fue ratificado en 1968. Colombia aceptó la competencia de la Corte por primera vez en 1932, la modificó en 1937 y la retiró en el 2001.

Con la clara intención de hacer como que no ocurrió nada tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia, Holguín dijo que «eso quiere decir que la posibilidad de que Nicaragua se venga en una demanda posterior buscando la plataforma continental extendida es muy grande, y ante eso definitivamente tenemos que actuar».

¿Cuál plataforma extendida buscará Nicaragua si la Corte dejó claro lo que es de cada quién? No queda más que decir que Santos y sus funcionarios están actuando como delincuentes internacionales.

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