Lo que sueñan los latinoamericanos
* Juan Carlos Villa, de Nicaragua, dice que «respondía» e-mails y mensajes de texto dormido
Tomado de BBC Mundo
Los trastornos del sueño se han convertido en la pesadilla de muchos. Ahora cuando los problemas para dormir están cada vez más extendidos a nivel mundial, BBC Mundo les preguntó a sus lectores sus experiencias a la hora de poner la cabeza en la almohada. ¿El resultado? 69 testimonios sobre los sueños -y pesadillas- de nuestros lectores. La siguiente es una recopilación de algunos de ellos.
El trastorno del sueño más común entre nuestros lectores es la sensación de que la mente despierta antes del cuerpo, uno de los síntomas comunes de la parálisis de sueño o apnea.
«Muchas veces he sufrido de parálisis del sueño, es un estado de semi-conciencia mientras se duerme en el cual uno intenta moverse y no puede», cuenta Eduardo Venegas, desde Los Ángeles, Chile. Este estado va acompañado de «una terrible angustia por la impotencia de no poder moverse y por la preocupación de que uno vaya a dejar de respirar». Además, en casos extremos puede sentirse una sensación de muerte.
«Cuando uno sufre de parálisis, en ese proceso uno puede también estar soñando, pero siente como si fuera real, es como no saber distinguir el sueño de la realidad», asegura Jhonattan Castrillón desde Colombia, a quien esto le ha sucedido por temporadas.
Incluso hay gente que dice ser capaz de verse desde fuera, o «desdoblarse». «Una vez intente despertarme y llegué a estar con un ojo en el sueño y el otro viendo mi cuarto. En los momentos en que estaba viendo la realidad deseaba mover mi cuerpo para despertarme mejor, pero era como tener un montón de peso sobre todo mi cuerpo y después de un esfuerzo sobrehumano logre mover mi índice un centímetro», nos cuenta Eduardo Antezana desde Perú.
El fenómeno también le ha pasado a la chilena Carolina Briceño quien dice tener la sensación de estar despierta mientras duerme. Puedo ver todo lo que hay en la pieza tal y como está, pero tengo los ojos cerrados y en el ‘sueño’ siento que me muevo pero en realidad no hago movimientos muy coordinados, esto viene acompañado de sonidos, música y cosas así. Es una sensación que me angustia mucho, porque quiero moverme y no puedo, me desespero. Algunas veces despierto llorando».
La sensación de ahogo y pérdida de respiración puede ir asociada a un sueño real que grafique dicha experiencia. «Soñaba que estaba nadando en un río y que me quedé atrapada dentro del río, obviamente no podía respirar, estaba asfixiándome en la vida real. Cuando desperté estaba como si todo hubiera sido realidad», sostiene Elif Caliskur, desde Nueva York.
«Hace dos semanas cuando trataba de dormir, me desperté con una explosión muy grande. Me incorporé de la cama y me di cuenta que nada había sucedido», explica Daniel Rivas Alvarado, desde El Salvador.
Este sentimiento estruendoso puede ir acompañado con imágenes igual de perturbadoras, como las que vivió Eduardo, de La Plata, Argentina. «Una vez me desperté con un fuerte dolor de cabeza e imágenes que se sucedían sin cesar en mi mente. Como si estuviera frente a muchos televisores que constantemente cambiaban de imagen en menos de un segundo. Pensé que mi cabeza iba a explotar, no podía detenerlo», describe.
Sonámbulos tecnológicos
«Hace poco, estando dormida, cambié la contraseña de ingreso a mi portátil. Me di cuenta al día siguiente, pues no pude ingresar con mi contraseña habitual. No recuerdo haberme despertado y mucho menos haberla cambiado, me tocó llamar a un técnico y la única explicación que me dio fue ésta», dice Paula, quien nos escribe desde Medellín, en Colombia.
El exceso de trabajo, sumado a una sobredosis de tecnología puede jugar malas pasadas a la hora de dormir. Como el caso de Juan Carlos Villa, de Nicaragua, quien ha experimentado el Síndrome de cabeza explosiva, además de «responder» e-mails y mensajes de texto dormido. «Hace un mes dejé mi trabajo nocturno en un centro de contactos, respondiendo emails a clientes por problemas con sus órdenes de compras. En 18 meses a veces hacía trabajos extra durante el día: instalar programas, hacer respaldos, etc.».
Balbucear, hablar o gritar dormido
Conversaciones o simples balbuceos, emitir ruidos vocales, hablar o incluso gritar a la hora de dormir es otra de las conductas habituales entre nuestros lectores.
«Cuando tengo pesadillas grito y lanzo aullidos como un lobo herido, a veces mi propio aullido me despierta. Mi novio y familia me han escuchado, es fuerte el sonido», explica Rocío Villegas, desde Puebla en México.
En algunos casos, no sólo un integrante de la familia sufre de trastornos de sueño. «A mi esposa le sucede que habla dormida y ronca», cuenta Rigoberto, desde Colombia, quien también suele llamar personas mientras duerme. Y a su hijo también le pasa lo mismo.
Diversos son los temas de los conversadores nocturnos. Hay algunos como William Villacrez de Perú, quien suele conversar cosas que le sucedieron durante el día y otros, como Ricardo Miró, quienes hablan fuerte «diciendo incoherencias, sin ningún motivo aparente».
Caída libre
Caer a un precipicio y despertarse durante la caída con una sensación de angustia y agitación también pareciera ser un patrón que se repite entre varios lectores de BBC Mundo.
«Mientras dormía sentía que caía a un precipicio, la sensación era muy real, aunque seguía en cama», explica Gonzalo Benites, de Lima, Perú.
Algunos son abismos sin fondos, como los que sueña Eliomar Delgado. En mi desespero por no caer trato de aferrarme a algo y despierto con un salto en la cama y aferrado a las sabanas». Otros, simples tropiezos, como Marco Saucedo, de Santa Cruz de la Sierra. «Justo cerca de quedar dormido, siento o sueño que me tropiezo o caigo, y doy un salto en la cama», cuenta.
Campanas, duendes, pistolas y otros demonios del sueño
El mundo onírico da para mucho y nuestros lectores también compartieron con BBC Mundo algunos de sus sueños más raros.
Pedro Abreu fue monaguillo en sus años de juventud. y todos los fines de semana tocaba las campanas de la iglesia El Carmen en Jarabacoa. «Mi hermano mayor y mi madre me cuentan que en ocasiones me levantaba y me dirigía a la puerta, a fin de ir a tocar las campanas, siempre durmiendo. Nunca recordé que me despertaran, me tomaban de las manos y me llevaban de nuevo a la cama», dice.
Otros sueños no son tan nostálgicos. Como el que por años tuvo Lorena, de Chile, quien asegura que reiteradamente soñaba con un duende que intentaba subir a la cama y matarla. «Podía sentir sus manos tratando de escalar y su peso cuando subía hasta mi pecho».
Asesinados o asesinos, hay otros lectores que se han levantado a medianoche a «dispararle» a sus compañeros de habitación. «Yo duermo en una habitación con dos hermanos más, y en una ocasión uno de ellos me dijo que de estar durmiendo profundamente me desperté y le apunté con los dedos como si tuviera un arma en la mano», relata Ángel Ledesma, de Paraguay.