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Doméstica nica cuenta violación en EU

Flor es una nica víctima de abusos sexuales que fue violada por la persona que la contrató para que le limpiara la casa.

Melissa Sanchez
msanchez@elnuevoherald.com

Comenzó con toques leves, una mano suave en el hombro. Después la abrazaba por detrás, mientras lavaba la ropa.

Al principio, Flor mantuvo el silencio sobre las insinuaciones sexuales del dueño de una casa en Coral Gables que había limpiado por más de un año.

“Lo dejé pasar porque pensé que ellos estaban bien contentos con mi trabajo”, comentó Flor, una inmigrante indocumentada de Nicaragua. Para proteger su privacidad, El Nuevo Herald está utilizando un nombre ficticio para identificar a la víctima.

Algunos días después, el hombre manoseó a Flor entre sus piernas, sobre sus pantalones.

“Eso era una falta de respeto a mi persona y se lo dije”, relató Flor, de 43 años, sobre el incidente ocurrido este verano. “Pero cuando dije que le iba a tener que decir a su esposa, me respondió que no podía decir nada porque soy indocumentada y si hablaba algo hoy, mañana estaba en Nicaragua”.

Con lágrimas en los ojos, Flor le rogó que la dejara en paz. Entonces, el hombre tomó la mano de Flor, se bajó los pantalones y se empezó a masturbar.

Flor aseguró que fue violada dos veces. El Nuevo Herald no está identificando al agresor porque no ha sido acusado formalmente por las autoridades.

Desde el maltrato verbal al robo del salario, los trabajadores indocumentados son vulnerables a la explotación en sus lugares de empleo. Pero las mujeres que viven y trabajan en Estados Unidos ilegalmente son particularmente vulnerables al asalto sexual por parte de sus empleadores.

“Los agresores saben que las mujeres indocumentadas están menos dispuestas a llamar a las autoridades y reportar las violaciones porque viven en la sombra. Muchas veces no saben que la policía las protege sin tomar en cuenta su estatus migratorio”, indicó la abogada Michelle Ortiz, quien supervisa el programa Lucha, de la organización Americans for Immigrant Justice.

Muchas víctimas no buscan ayuda por temor a ser deportadas si se acercan a las autoridades, a pesar de que la policía no debe considerar el estatus migratorio de las víctimas. De hecho, el gobierno federal ofrece una visa especial para víctimas de delitos serios, como el asalto sexual, si cooperan con las autoridades.

Otras mujeres permanecen en los trabajos a pesar del abuso por necesidad económica.

“Si tus oportunidades laborales son limitadas y no tienes papeles, ¿qué más vas a hacer?”, preguntó Patricia Freyer, una terapeuta mental para MUJER, una organización que ayuda a las víctimas de violencia doméstica y sexual en Homestead. “Muchas mujeres se tragan estas situaciones pésimas porque necesitan el trabajo y no tienen otras opciones”.

A veces las razones para mantener el silencio son más personales. Una mujer, identificada como Jane Doe, en una demanda reciente temía que su esposo no iba creer que había sido violada por su jefe en el hotel Courtyard by Marriott, en Coral Gables, donde hacía limpieza.

“Nunca le dije: me está pasando esto. Pensé que mi esposo no me iba creer o me iba echar la culpa”, afirmó la mujer hondureña. “Era el temor de perder a mi familia. Tengo dos hijos y quiero tener a mi familia unida”.

Flor es una víctima de abusos sexuales que fue violada por la persona que la contrato para que le limpiara la casa.

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