Acerca de los grandes, medianos y pequeños hipócritas
Todos los días, y cuando digo todos los días, es lamentablemente todos los días, recibimos llamadas de este tipo y tono:
– “Dr., tengo un perro. Desde hace más de un año, que lo compré, pero ya no me gusta, quisiera donárselo.
– “Mi perro ya está viejo, tiene más de siete años, quisiera donárselo.
– “Quiero cambiar de raza, el que tengo no me gusta, ¿puedo donárselo?”.
– Dr., me compré un perro y quisiera donarle el otro, que ya no lo quiero”.
– “No quiero tener más perro, así que pensé en donárselo”.
Y esto haciendo un rápido y apretado resumen… pero de estas características, recibimos llamadas diariamente, y cuando contesto, me chinga la madre, y ya quedo arrecho por el resto del día.
A veces quisiera saber qué hace esta gente si se aburre de la esposa/o, hijos, padres, suegros, amigos… ¿también los donan?
Esto nos debe llevar a varias consideraciones y reflexiones…
Primero, y antes que nada, un perro no pide llegar a un hogar, es algo que nosotros hacemos en forma planificada o compulsiva. Un buen día se nos ocurre que queremos tener un perro y buscamos cómo comprarlo, cómo podemos conseguirlo ya sea de adopción o de regalo, y traemos un nuevo miembro a nuestro hogar, un nuevo miembro de nuestra familia que nos da amor, que nos es fiel y que comparte nuestras vidas sin pedirnos nada a cambio.
Pero un perro no es un carro ni un televisor, ni un componente que yo pueda estar cambiando cada vez y cuando se me ocurre. Es un ser vivo, fiel, adorable, compañero que alegra nuestros días y nos acompaña siempre, incondicional, en las buenas y en las malas.
Un perro bien cuidado puede vivir de 15 a 20 años, y así como él nos entregó su infancia, juventud y plenitud en forma incondicional y sin exigencias, debemos respetar y acompañar su vejez para que la pase en forma digna y venerable.
¿Por qué hacemos tanto hincapié en la raza? ¿Acaso nosotros los latinos tenemos raza, si somos una mezcla total de razas?
Respetemos la vida y los derechos inalienables de los animales y no sigamos haciendo o diciendo disparates. Los perros no son objetos, son seres vivos con derechos.
Antes de comprar o adquirir un perro, reflexionen, pregunten, infórmense de las ventajas y desventajas, de los derechos y obligaciones que tenemos por traer a nuestro núcleo familiar un nuevo miembro.
¡Porque los animales nos importan!