Nicas la pasan difícil en España
* Muchos están desempleados, dejaron de enviar remesas y no tienen dinero para regresar
Los nicaragüenses en España la están pasando dura de verdad y aparte de que uno de cada diez está desempleado y que el paro y el subempleo aumentarán un 20% entre los migrantes, tienen que soportar las constantes redadas y controles de las autoridades.
Lo anterior son datos de un estudio realizado a fines de 2012 por la organización civil Nicas-Migrantes, citado por el periodista Nelson Rodríguez, de la agencia Cimac.
Según datos de las autoridades nicaragüenses, en España hay unos 80 mil nicaragüenses migrantes. Por cada 10 migrantes, 8 son mujeres, estima Nicas-Migrantes.
“Hay una combinación entre las leyes migratorias que criminalizan, y hay más restricciones de parte de las autoridades migratorias y de la Policía”, dijo Martha Cranshaw, coordinadora de Nicas-Migrantes.
Este 2013 es sumamente difícil tanto para las personas que están en España, como para las familias en Nicaragua, porque al aumentar el subempleo, las condiciones de vida empeoran para las migrantes y los ingresos disminuyen, por lo tanto también las remesas, sostuvo Cranshaw.
Las mujeres que trabajan en el hogar o cuidan niñas, niños y personas adultas mayores, al ser despedidas pierden además del empleo el lugar donde vivir y comer, por lo que se ven obligadas a buscar alquileres.
Hay mujeres originarias de Ocotal y Totogalpa (norte de Managua) que viven en albergues o en centros de rehabilitación, donde reciben techo y alimentos, explicó Alejandra Castillo, estudiante de Economía de la Universidad Centroamericana de Managua.
Alejandra tiene 25 años, es originaria de Ocotal y su madre está en Murcia, España, donde trabaja en el cuidado de una adulta mayor. Su mamá, de 48 años, se fue de Nicaragua hace 6 años con tres amigas de Ocotal y Totogalpa. Ahora dos de sus amigas están desempleadas y duermen en esos albergues.
Muchas de las migrantes no tienen ahorros, todo lo que ganan lo envían a sus familias y muy pocas son las que han logrado inversiones productivas en pequeños negocios, por lo que no cuentan con el dinero para comprar el boleto de regreso y sus familiares tampoco tienen para enviárselos, explicó Cranshaw.
En estos momentos las mujeres desempleadas y subempleadas tienen una sobrevivencia mínima, lo que les dejó el último empleo, o tienen que recurrir a la solidaridad entre sus compatriotas, alquilar habitaciones compartidas, al igual que los alimentos, mientras encuentran empleo.
El Estado nicaragüense debe asumir un rol más beligerante con respecto a la migración, buscar alianzas con España para atender las necesidades de las migrantes, y aquí desarrollar políticas integrales que favorezcan el empleo en situación de igualdad entre mujeres y hombres, sin ningún tipo de discriminación, dijo Luisa Molina, de la organización Coordinadora Civil.