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Nació en Nicaragua, vivió en Costa Rica y es de USA

Tatiana Estrada en Barcelona.

* Tatiana Estrada es fotógrafa y peluquera en Barcelona. Su peluquería se llama Strada, como el filme de Fellini

Catalina Gayá
elperiódico.com

-Me inicié como peluquera a los 17 años. Entonces vivía en Costa Rica y estudiaba Turismo, pero no me gustaba. Le dije a mi madre que sería peluquera y me envió a Miami a vivir con mis abuelos para que pudiera estudiar en Estados Unidos.

-Espere, ¿dónde nació?

-Nací en Nicaragua, pero tengo nacionalidad estadounidense. Fui criada entre Miami y Los Ángeles. Tuvimos que irnos de Nicaragua por la revolución.

-Ya sabía yo que no sería tan sencillo.

-Mi madre es costarricense y hace 20 años decidió volver a Costa Rica por eso empecé Turismo ahí. Mi padre es nicaragüense, pero a los 17 años se fue a vivir a EEUU, así que cuando nacimos ya éramos estadounidenses. Mis padres eran muy inquietos, se mudaban mucho. Le pongo un ejemplo: mi hermana mayor nació en San Francisco; yo, en Nicaragua, y mi hermano, en Miami. A veces, hasta yo misma me confundo con los lugares y con las fechas.

-¿Cómo integra todas sus identidades?

-Lo siento como algo natural. Mi madre tiene 20 carreras diferentes y ha vivido en 20 lugares. Y yo no me siento ni ciento por ciento estadounidense ni costarricense ni fotógrafa ni peluquera. Soy un poco de todo.

-Regresemos a la peluquería.

-Trabajé durante 10 años como peluquera. Primero en peluquerías de lujo en Miami y, más tarde, abrí mi propia peluquería en Costa Rica. Y, después de una década, sentí que quería hacer otra cosa.

-E imagino que aquí entra la fotografía.

-Siempre me fascinaron el cine y la fotografía, así que decidí estudiar fotografía en Costa Rica. Para entonces, ya me había casado con un marine estadounidense y ya me había divorciado.

-¿Cuántos años tiene?

-[Se ríe] Nací en 1974. Me casé a los 19 y me divorcié a los 22.

-¿Y se dedicó a la fotografía?

-Claro, durante 10 años. Estuve dos años en Costa Rica, donde tengo una colección permanente, y luego, vine a Barcelona. En Costa Rica, vivía de la fotografía. Aquí expuse mucho. Estuve dos veces en el CCCB con muestras colectivas. Y abrí mi propio estudio y me dedicaba al fashion.

-¿Por qué vino a Barcelona?

-Vine por amor, estaba con una pareja y queríamos estudiar cine. Fue él quien decidió que sería Barcelona porque yo no sabía nada de esta ciudad. ¡No había visto ni fotos! Me lancé a lo desconocido y salí enamorada de Barcelona.

-¿Cómo regresa a la peluquería?

-Cuando corté con la pareja con la que vine, regresé a Miami, pero me di cuenta de que no tenía nada en común con Miami. Aunque no tenía dinero para hacer otra mudanza, regresé. Mi madre dice que el que no arriesga no gana. ¡Hace poco más de dos años y vine con 50 euros en la cartera!

-¿Cómo se las arregló?

-Decidí sacrificarlo todo. Quería intentarlo sola. Al principio, tuve que limpiar casas. Mi madre me enseñó a no ser tan orgullosa como para no poder poner comida en la mesa y tener un techo… y aquí estamos. Me quedé en casa de un amigo, no sabía qué hacer, pero era por puro amor de querer estar aquí.

-Entonces…

-Estaba perdiendo mi negocio de fotografía porque la gente ya no podía pagar y era un estrés terrible buscar clientes. Me puse a trabajar en una peluquería, pero nos echaron a todos. No nos pagaban y estábamos hartos de que nos trataran mal con la excusa de la crisis. Pensé que siempre había sido muy exitosa en la peluquería e hice un plan de negocios. Y fui tocando puertas: la familia, los amigos y el banco me prestaron dinero. Es un milagro que esté aquí. A veces miro hacia atrás y pienso: ¿Cómo lo hice?

-¿Qué planes tiene ahora?

-Ahora siento que quiero estabilidad por primera vez en mi vida. Quiero echar raíces aquí y estoy muy, muy enamorada de un catalán.

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