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“Cuidado con cazadores de tesoros”

 Un arqueólogo nicaragüense fue invitado recientemente a estudiar en México una especialidad desconocida en estos lares. “Fue un curso patrocinado por la Unesco y está basado sobre investigación y gestión de Patrimonio Cultural Subacuático”, nos dice el Dr. Rigoberto Navarro Genie, un conocido antropólogo

  

¿Qué cosas valiosas desde el punto de vista cultural han dejado los antepasados sumergidas en mares, lagos y lagunas? ¿Corren peligro por causa de predadores extranjeros? Quizás pronto empecemos a saberlo.

“Desde ya les insto a comunicarme información sobre el patrimonio sumergido para ir creando el inventario del Patrimonio Subacuático y Marítimo de Nicaragua y América Central, incluyendo las aguas interiores”, precisa el arqueólogo en comunicación enviada a sus amigos en nuestro país.

Y lanza una alerta que por aquí sólo la hemos visto en las películas: “Debemos prepararnos a defender Nuestro Patrimonio de los cazadores de tesoros que andan rondando la región, ellos son muy hábiles para engañar y hasta se hacen pasar por científicos”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Dr. Rigoberto Navarro, al centro, en México.

¿Hay en Nicaragua tesoros sumergidos?

 

 

El exhorto del Dr. Navarro Genie hace renacer una de las inquietudes que rondan a muchos nicaragüenses desde hace rato: ¿Hay tesoros escondidos en nuestros mares? ¿Hay barcos españoles o piratas hundidos guardando inconmensurables maravillas? De encontrarse en nuestras aguas algún galeón repleto de caudales medievales, ¿quién sería el dueño, Hispania o Nicaragua? ¿Y qué esconden nuestros lagos y lagunas?

Son interrogantes para las que aquí no había respuestas. Ni las hay por el momento, porque como vimos, el especialista que regresó de México se apresta a iniciar nuestro inventario sobre el “patrimonio cultural sumergido”.

Es a las claras un término nuevo en el terruño. Aquí hablamos del patrimonio nacional arqueológico, y todos pensamos en ollas indígenas e ídolos de piedra. Ahora habrá que “reconfigurar” esas ideas.

¿Pero qué es exactamente el Patrimonio sumergido?… el Dr. Navarro Genie, un matagalpino que desde los años 80 estudia nuestra cultura a través de los retazos que hemos venido dejando, explica a El Cronista Digital que en este caso son los restos de materiales producto de la relación directa de los seres humanos con los entornos acuáticos (mares, ríos, lagos, lagunas, esteros, ciénagas), que se encuentran asociados a los periodos prehispánicos, colonial, republicano e industrial.

Un concepto amplio

“A este concepto aplican todos los bienes muebles e inmuebles que junto con su contexto natural, se encuentran parcial o totalmente sumergidos y que por su origen, contenido, época de creación, información científica, histórica y cultural, representan e integran a la sociedad como parte de una identidad nacional”, señala.

Como “patrimonio sumergido” pueden catalogarse las embarcaciones o elementos asociados a sus cargamentos; los elementos perdidos arrojados al agua, como anclas, cañones o piedras de lastre pertenecientes a antiguas embarcaciones, ofrendas ceremoniales, desperdicios y otros.

Además: infraestructura sumergida: puentes, fortificaciones, puertos. También restos de asentamientos humanos que por cambios a nivel del agua se encuentran sumergidos (sitios de habitación, concheros, cementerios, basureros, trampas para peces, asociados a periodos prehispánicos, colonial, republicano e industrial.

Igualmente intervenciones humanas al paisaje marítimo, fluvial y/o lacustre: canales, diques etc.); elementos geológicos y paleontológicos sumergidos total o parcialmente. Como se aprecia, el término es bastante grande.

Hay atisbos de naves en algunos lados

¿Tenemos nosotros algo de lo anteriormente mencionado? Esa será en adelante parte de la carga de trabajo del Dr. Navarro Genie. Así, de forma rapidita, nos contó que en algunos lugares donde la gente turistea, se observan a simple vista restos de barcos sumergidos.

¿Hay aquí pecios españoles o de corsarios y bucaneros ingleses? Aun con el especialista será difícil conocerlo, debido a que este tipo de investigaciones consumen muchos recursos que nosotros como país no poseemos.

 

Durante una práctica en el curso de la Unesco.

Quizás sea más fácil adentrarse en los lagos y lagunas. Imabite, por ejemplo, sería un gran comienzo y una gran interrogante a despejar.

No obstante, Navarro Genie aprendió muchas cosas que ahora las suelta como valiosos consejos: los objetos de metal, cerámica o madera que llevan muchos años bajo el agua, se equilibran con el ambiente acuático, por eso cuando entran en contacto con el aire se destruyen rápidamente, oxidándose, rompiéndose, o desintegrándose en corto tiempo.

Po eso es importante, dice, NO extraerlos, por el contrario, se aconseja dejarlos en el sitio donde se encuentran.

No hay que sacar los restos que yacen bajo el agua

Si alguien encuentra este tipo de restos bajo el agua, debe llamar a un especialista que sabrá documentar la información y también conoce los métodos para la protección y conservación de los mismos, ya sea que se queden in situ o si se decide extraerlo del lugar de descubrimiento.

Hay que evitar que otras personas dañen o muevan ese patrimonio. También puede informarse a la autoridad de Patrimonio Cultural o a la Policía, para que ellos eviten daños al sitio u objetos patrimoniales.

En caso que no pueden contactar a las instancias anteriores puede canalizar la información por medio de la alcaldía local, quien según la ley está obligada a trasladar la información al INC en menos de 24 horas.

-¿Cual es la diferencia entre Arqueología Terrestre y Sub-acuática?

“La primera impresión que me viene es decir que no hay ninguna diferencia… los objetivos de trabajo son los mismos, la forma de concebir proyectos es similar. Lo que cambia es el método de trabajo y los medios de trabajo y por supuesto el medio en que se trabaja.

“La arqueología sub-acuática requiere de mucho, mucho cuidado en tema de la seguridad del trabajo. Los equipos, sistemas y equipamientos tecnológicos varían y necesitan entrenamiento especial, pero el rigor científico es igual en ambos casos.

“No podemos olvidar que ambas ramas de esta ciencia trabajan en función de aportar al conocimiento científico de las sociedades extintas o históricas. Por lo tanto, en ambos casos los objetos son únicamente medios para interpretar o comprender eventos del pasado… siempre y cuando ellos, los objetos, estén en su posición y contexto cultural original.

“Encontrar objetos culturales en el fondo del mar, lagos o lagunas cratéricas, no es cosa fácil. El especialista debe entrenarse muy bien para saber que hay bajo el agua y escondido bajo las capas de concreciones formadas por corales y otros organismos de la vida subacuática. Frecuentemente los habitantes del entorno sumergido fabrican sus casas entre y sobre los restos culturales.

 

El Dr. Navarro Genie se apresta a iniciar el inventario de nuestros tesoros sumergidos.

“Así como la arqueología de tierra o terrestre estudia los restos que nuestros antepasados dejaron en el sub-suelo, la arqueología sub-acuática estudia los elementos que los seres humanos han dejado bajo las aguas de todo el planeta”, señala.

¿Quiénes pueden ayudar?

Los pescadores y buzos que localizan restos culturales en las aguas cercanas a la costa. Igualmente las empresas que tienen equipamiento para apoyar la investigación. Los mecenas que financian proyectos de inventario, investigación y/o conservación del patrimonio subacuático sumergido.

“Si me preguntaran, qué prefiero, ser investigador de arqueología sub acuática o terrestre, ¡contestaría que soy investigador anfibio, porque me gustan ambas…!

Dr. Rigoberto Navarro Genie

Consultor para Investigación y Capacitación en

Arqueología, Etnología, Antropología y Museos

www.rigobertonavarro.net 

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