Palabrotas “quitan el dolor”
NEWCASTLE.- Científicos de la Universidad de Keele realizaron un estudio que concluyó que decir malas palabras puede tener un efecto analgésico potente, especialmente para las personas que normalmente son comedidas a la hora de lanzar palabrotas.
Para probar la teoría, se trabajó con 71 voluntarios de 18 a 46 años de edad. Llenaron un cuestionario para determinar la frecuencia con la que maldecían.
Un grupo de estudiantes metió sus manos en agua helada mientras gritaba palabrotas. Otro grupo repitió el ejercicio pero esta vez utilizando frases inofensivas.
Los investigadores encontraron que los estudiantes que repetían malas palabras fueron capaces de mantener sus manos sumergidas en el agua helada durante más tiempo.
Además el experimento reveló que la capacidad de adormecer el dolor era cuatro veces mayor que en los voluntarios que no maldecían.
El equipo cree que el efecto de disminuir el dolor se debe al reflejo de lucha o huída, característico en situaciones de estrés agudo: se libera adrenalina, el corazón pulsa más rápido, y el cuerpo se alista para o pelear con fuerza, o huir con rapidez.
La investigación demuestra que las malas palabras no sólo disparan una respuesta emocional sino también física, lo que podría explicar por qué ésta mala práctica es tan común y está tan arraigada en tantas culturas.