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Españoles en Nicaragua: misquitos, lagartos y Edén Pastora

General Juan Chicharro.

Juan Chicharro

Relataba en un artículo anterior que en la Operación “Home Run”, establecida para la desmovilización de la “Contra Nicaragüense” en 1989, lo más difícil fue el establecer contacto con los mandos guerrilleros. En el Norte y en el Este de Nicaragua, utilizando como santuario Honduras, estaban el Frente Norte y el Frente Yamales, este último compuesto en su mayoría por indios misquitos y en el Sur comandaba las acciones guerrilleras el entonces bien conocido Comandante Edén Pastora. Independientemente de los contactos que al más al alto nivel político y diplomático se celebraban, los observadores militares españoles y sus compañeros hacían lo propio a su nivel.

Volar desde Tegucigalpa hacia Mocorón en el Este de Honduras sobrevolando la inmensa foresta del centro de esta nación y ver desde el aire escrito en el suelo con grandes letras “Alfonso XIII” llama la atención a cualquiera, más aún si uno es español. Ordené al piloto del helicóptero que aterrizara y, una vez en tierra, pude comprobar que era un colegio ubicado en una localidad llamada “Las Trojes” que, efectivamente, tomaba su nombre de nuestro Rey. Indagamos la razón y resultó ser que Alfonso XIII había presidido a principios del siglo XX una comisión para delimitar la frontera entre Honduras y Nicaragua.

En el pueblo honraban a Alfonso XIII. Me propuse trasladar esto a nuestro Embajador para buscar ayuda para este colegio cosa que hice inmediatamente. Ignoro si se hizo algo. En cualquier caso en este colegio perdido en mitad de la selva hondureña se tiene presente a España y ese día, como consecuencia de nuestra presencia, aún más.

Allí, al igual que en infinidad de partes del mundo – especialmente en el de estirpe hispánica como he podido comprobar en muchas ocasiones – el nombre y la presencia de España es mantenida por religiosos españoles. Allí también. El alma mater de ese colegio eran dos monjitas españolas.

Es posible que el lector al pensar en la selva central de Honduras piense en selva tropical o algo parecido. Los países centroamericanos tienen una orografía muy variada y distinta según se trate de la costa volcánica del Pacifico, la frondosa del Atlántico o la de las montañas en el interior.

Bien, la región donde se ubica el colegio “Alfonso XIII” se llama Nueva Segovia (*); seguramente porque el primer europeo que apareció por esos lares debió ser oriundo de la ciudad castellana o, más bien, y he aquí la sorpresa para el que no conozca la zona, porque sencillamente uno parece encontrarse en plena sierra de Guadarrama. Pinares y pinares se suceden. Y frío. Nada de palmeras ni cocoteros que crecen salvajes en la costa atlántica pero no en la zona central de Honduras.

Llegar a la Mosquitia desde Tegucigalpa sólo es posible en avión o en helicóptero si no quiere uno dar la vuelta entera al país por carreteras en ocasiones infernales. Así lo hicimos un pequeño grupo de militares españoles en la primavera de 1989 volando en un avión alemán cedido a las NNUU. Tomamos tierra en un aeropuerto de circunstancias en la localidad de Mocorón y desde allí por carretera nos trasladamos al Campamento ” La Kiatara” donde se ubicaba el mando del Frente Sur de la “Contra”.

Allí contactamos con los indios misquitos que constituían los efectivos principales de la agrupación guerrillera de la zona y descubrimos, no sin sorpresa, que la lengua utilizada por los nativos no era el español sino el inglés. Curioso. La razón es que a pesar de que el territorio caribeño de Guatemala, Honduras y Nicaragua perteneció en tiempos pasados a la corona española la realidad es que el ejercicio real y efectivo de la soberanía nunca se ejerció. La consecuencia fue que la penetración inglesa a través de piratas, comerciantes… etc. fue intensa y aún hoy perceptible incluso en la denominación de las ciudades y poblaciones.

Las acciones que se sucedieron a partir del establecimiento del contacto fueron las mismas que las descritas en el artículo anterior: desmovilización, entrega de armas, indemnización y acompañamiento a sus lugares de origen. También en esta ocasión la presencia de los oficiales españoles fue imprescindible para el éxito de la misión al igual que lo estaba siendo en la zona central y también en el sur.

Y así buscando contactos con el Frente Sur del Comandante Pastora aparecí en la cabecera del río San Juan, río que separa Nicaragua de Costa Rica. Este río recorre prácticamente el istmo centroamericano; de hecho fue en su día objeto de estudios para construir el canal que luego se construyó en Panamá. La razón de la presencia de los militares españoles en esa zona era encontrar un lugar donde establecer un centro de desmovilización para los combatientes nicaragüenses del denominado Frente Sur.

Recorrimos el río en toda su extensión, fundamentalmente en helicóptero y en ocasiones por tierra también. Volando a ras del agua sorprende observar cómo según se avanza se ven en la lontananza por la proa grandes salpicaduras de agua que resultan ser las grandes zambullidas de enormes cocodrilos, allí llamados lagartos, que al oír el ruido del helicóptero se lanzan al agua.

Sí, en las zonas no muy transitadas por el hombre aún hay abundancia de fauna a pesar de la caza de subsistencia de los nativos que buscan no sólo los reptiles citados sino también jaguares y ocelotes. Hablar de la fauna no puede por menos que obligarme a sonreír cuando no a reír abiertamente, al recordar a un querido compañero natural de un pueblo de Toledo no muy dado a conocer y saber de la naturaleza, y menos de la fauna, quien en una ocasión después de una patrulla por esa zona reflejó en su informe “aunque él no los había visto tenía constancia por los nativos de la existencia de leones, tigres, tigrillos y lagartos gigantes “.

Ante este informe un comandante canadiense quedó muy extrañado y perplejo de lo que leía del español de Toledo. Entre risas y sonrisas explicamos a nuestro amigo toledano que los animales referidos no eran los que él citaba, sino pumas, jaguares, ocelotes y cocodrilos; nuestro amigo sin saberlo había utilizado los mismos términos para identificar los animales que los que utilizaron los españoles hace quinientos años.

Mi grupo no logró contactar en esta ocasión con la guerrilla si bien nuestros compañeros ubicados en Costa Rica si lo consiguieron. Finalizada la guerra en Nicaragua aún restaba la que subsistía en El Salvador donde el ejército salvadoreño hacia frente a la guerrilla del Frente de liberación nacional Farabundo Martí. Esta organización guerrillera recibía su sustento y apoyo de muchas maneras; una de ellas era a través de las aguas del Golfo de Fonseca en la costa del Pacífico mediante la utilización de todo tipo de embarcaciones y medios acuáticos.

Si ONUCA quería contribuir a evitar este contrabando ilegal de armas debía controlar ese espacio de mar que une o separa El Salvador, Honduras y Nicaragua. Para ello necesitaría, obviamente, buques de pequeño calado y embarcaciones ligeras. La solución estuvo en la adscripción a la Organización de cuatro patrulleras de la armada argentina que llegaron a esa zona en el verano de 1989.

Y con estos medios se concibió y ejecutó una operación terrestre-naval en la que tuvieron papel destacado los infantes de marina españoles de ONUCA de forma combinada con los argentinos. Relatar esta poco conocida actividad de nuestros infantes de marina será objeto del próximo artículo.

(*) Nueva Segovia en realidad queda en Nicaragua y es fronteriza con Honduras. (Nota de El Cronista Digital).

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