Rss Feed Tweeter button Facebook button Youtube button
|

La oración de Eva…

Diana Benavides.

Desperté con el conocimiento del bien y del mal y en mis ojos el Altísimo lo podía ver… inocente cese de ser. Despojada del paraíso hacia tierras lejanas y exhausta de correr, la luz de la luna el camino me mostró.

Sentada a la orilla de un riachuelo me pregunté si lo vivido estaba solo en mi mente. La serenidad de la noche invadió mi ser y sentí que no estaba sola… mi corazón se regocijó.

Como lluvia de diamantes las brillantes estrellas presenciaban la noche y con la brisa del viento sobre mi faz, el olor de su aroma me hacía pensarlo. Estaba aun más cerca y sus pasos eran firmes como todo el, carne de mi carne eres, sus pensamientos hicieron eco por cada rincón de la tierra y el firmamento. Tu existencia incompleta sin mi aliento es… susurro a mi oído.

Entonces tuya soy le contesté, tómame y no me sueltes. En la soledad del conocimiento no quiero vivir sin ti… en el paraíso fuiste mi guardián, ahora eres mi hombre.

Cediendo a la llama de pasión en sus ojos, mi vientre conquistó como guerrero en tierra virgen. De las nubes brotaron lágrimas de felicidad y nuestros cuerpos humedecidos y temblorosos se fusionaron convirtiéndose en uno.

El dolor me recordó mi humanidad y el placer me recordó el paraíso, con mis ojos cerrados y el alma desnuda la diosa se entregó.

¡Oh Señor!, perdóname si he pecado, esta sensación no puede ser maligna si no gloriosa con cada palpitar. Completa ahora soy y una vida a medias no deseo vivir. Si ser un ángel caído del paraíso es el precio que tengo que sufrir… permite que sea así.

El paraíso tan lejano ya, mas el conocimiento del bien y del mal no solo me hace humana sino diosa en potencia, en verdad. Arrepentida no estoy, ¿por qué? A la orilla del riachuelo, bajo las estrellas, con la brisa del viento sobre mi faz… miro hacia la inmensidad del vasto cielo y al Creador le exclamo: mi alma es tuya, mi cuerpo de él es.

En el amor nos hemos convertido en una sola carne, en dioses en potencia, y juntos te pertenecemos. ¡Oh Señor!, perdóname si he pecado…

Este escrito es propiedad y derechos reservados de su autora… Diana Benavides.

Archives

Recently Commented