Cometa ISON podría “sacudirse” sobre la Tierra
* Entre el 15 y 16 de enero, polvo espacial que queda de su cola tiene posibilidad de caer en nuestro planeta, originando una “lluvia de estrellas” o “nubes plateadas”
Toda una avalancha de polvo espacial puede caer sobre nuestro planeta entre el 15 y el 16 de enero. Este polvo es lo único que resta de la cola del cometa ISON que acaba de encontrar su perdición en las proximidades del Sol.
Si viene en partículas relativamente grandes, los terrícolas seremos testigos de una “lluvia de estrellas”. Pero mucho más probable es que veamos otro fenómeno: las llamadas “nubes plateadas”. Los científicos tratarán de recoger muestras de las partículas que caigan sobre la Tierra, porque éstas deben contener materia originaria del Sistema Solar, tal vez, con elementos orgánicos.
A finales de noviembre pasado, el cometa ISON asumió las consecuencias fatales de su único y último encuentro con el Sol. Había nacido en las entrañas de la nube de Oort, una esfera gigante de bloques de hielo que rodea el Sistema Solar, y mientras la Tierra aún no tenía ni bacterias, inició su lenta caída sobre el Sol, acelerándose poco a poco. Su materia debe llevar una impronta originaria del medio interplanetario. Los científicos están sumamente interesados en encontrarla. El director de la Unidad de Astrobiología Criogénica del Instituto de Física Nuclear de San Petersburgo, Serguéi Bulat, aclara:
—El comenta ya tenía una cola de gas y polvo mientras volaba hacia el Sol. Esta cola ha quedado después de la destrucción del cometa y ahora, a mediados de enero, estará envolviendo la Tierra. Nuestra tarea consiste en recoger los restos del polvo jamás expuestos a afectos del calor. Su edad se estima en más de cuatro mil millones de años. Sobre todo, nos interesan las partículas de un tamaño inferior a varios micrones. ¿Por qué? Porque estas partículas, aun cuando entran a una alta velocidad en la atmósfera terrestre, no se calientan hasta el punto de que se esfumen los elementos orgánicos que tal vez contengan.
Hasta fines de enero, las partículas serán recogidas en tres etapas por integrantes de una expedición rusa a la Antártida, el lugar más limpio y puro del planeta. Luego serán congeladas en la base Vostok y transportadas a Rusia para un estudio microscópico en condiciones de laboratorio. Serguéi Bulat agrega:
—Tenemos especial interés en los compuestos de carbono, porque pueden contener huellas de vida, nucleótidos o aminoácidos. Si recogemos correctamente estas partículas, podremos aclarar si hubo bloques de vida biológica en los momentos en que nació la Tierra.
El cometa incinerado por el Sol desapareció por completo. Sus restos serían de interés para la ciencia, pero, lamentablemente, no los veremos nunca. El jefe del Departamento de Física y Evolución de las Estrellas en el Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, Dmitri Vibe, comenta:
—En diciembre pasado, el telescopio Hubble trató de localizar la nube de fragmentos que dejó el cometa al pasar cerca del Sol. Está muy lejos de la Tierra, así que no hay ningún peligro de colisión. Solo podríamos ver las partículas que el cometa habría dejado mucho antes de antes de aproximarse al Sol.
El científico duda que las partículas de polvo alcancen a caer en la Antártida hasta fines de este mes:
—Las pequeñas partículas van a ir perdiendo velocidad en la atmósfera, para acabar descendiendo lentamente junto con el resto del polvo espacial que acumula la Tierra en su movimiento. ¿Hasta qué punto podríamos estar seguros identificando tal o cual partícula con el cometa ISON? Incluso si encontramos estas partículas y definimos su composición química, será complicado relacionarlas con un cuerpo celeste concreto.
De acuerdo al portal web earthsky.org, las menudas partículas del cometa pueden viajar en la atmósfera con las corrientes de aire durante varios meses generando un fenómeno muy bello: las nubes plateadas. Lo más probable es que no haya ninguna “lluvia de estrellas”. Por otro lado, los cometas son objetos poco estudiados de comportamiento impredecible. Aún pueden dar sorpresas. El ISON ya dio una, al invalidar el pronóstico de que iba a convertirse en uno de los cometas más lúcidos del siglo, eclipsando incluso a la Luna. Lo habría sido, si no se hubiera destruido antes.