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Desde satélites a comida: impresoras 3D, ¡la nueva revolución!

impresoras 3D* Las aplicaciones de esta tecnología son inmensas a nivel profesional y doméstico, ya que posibilita tener una fábrica de repuestos para cualquier elemento de nuestro hogar, crear productos personalizados en nuestro pequeño negocio, generar nuevas líneas de producción o innovar en nuestro sector por un precio y un tiempo de espera ridículos, señala.

Fabricar en el espacio piezas metálicas para satélites, imprimir comida con forma de piedra o disponer de una biblioteca digital de objetos imprimibles desde nuestro móvil, son algunas de las opciones más innovadoras que permiten las impresoras 3D de última generación.

De momento no se pueden fabricar conejos ni palomas con vida, pero con la nueva tecnología de las impresoras 3D puede obtenerse casi todo lo imaginable, no solo compuesto de plásticos, sino también de metales e incluso de algunos materiales orgánicos.

Edificios con formas de la naturaleza, androides y robots, bases lunares, prótesis médicas, órganos humanos a la carta y tejidos biológicos. También repuestos de aviones, piezas de juguetes antiguos, coches, tuercas, medicamentos a medida, replicas de huesos de dinosaurios o trozos de carne, son algunos de los innumerables elementos y objetos sólidos, cuya cantidad y variedad aumentan día a día, que ya se pueden imprimir o reconstruir, o serán fabricables dentro de poco, mediante las impresoras en tres dimensiones.

Sencilla de manejar, efectiva y muy segura

¿Pero cómo funciona esta prodigiosa fábrica que permite materializar todo tipo de sólidos y cómo cambiará nuestras vidas?

La empresa Search and Make impulsa el proyecto RAScomRAS, que consiste en desarrollar un ecosistema para la impresión 3D, integrado por una nueva impresora, un repositorio de objetos en habla hispana y un sistema operativo de impresión intuitivo.

Gracias a su repositorio online, un depósito o archivo centralizado donde se almacena y mantiene información digital, posibilitará que diseñadores, desarrolladores y creativos puedan subir sus objetos y sean descargados por cualquier usuario en cualquier parte del mundo para hacerlos realidad en cuestión de minutos.

El ecosistema incluye la nueva impresora 3D RCR-D1 que lleva incorporada una tableta de siete pulgadas donde se encuentra alojado su sistema operativo para imprimir en 3D, con lo cual manejarla no será muy distinto a utilizar un smartphone, según esta compañía con sedes en Madrid y Austin (EE.UU.). Este sistema operativo propio permite gestionar las impresiones de forma remota e interactuando con aplicaciones propias o de desarrolladores independientes, con unos toques de pantalla.

RAScomRAS pretende poner la impresión 3D al alcance de los usuarios sin conocimientos técnicos y de casi cualquier material, «ya que con un simple cambio de boquilla, podrá imprimir objetos de plástico, madera, compuestos solubles en agua, chocolate y pasta, e incluso un polímero de plástico con base de grafeno», indican desde la compañía.

Esta tecnología ya está presente en países como Argentina, México y Costa Rica, donde se ha abierto la primera cadena de Cafeterías con impresoras 3D, 3DLab Fab&Café, en la que se puede tomar un café mientras se crean objetos, con acceso al primer repositorio de objetos 3D de habla hispana, para descargar e imprimir cualquier sólido tridimensional.

Un ecosistema 3D consta de todos los elementos necesarios para que, desde un niño de corta edad hasta una persona adulta que sepan manejar un smartphone puedan, fácil e intuitivamente, manejar una impresora 3D, señala a EFE, Diego G. Marín, director ejecutivo del proyecto RAScomRAS.

Según Marín, uno de los componentes de este ecosistema, la RCR-D1, «es una impresora sencilla de manejar, efectiva y muy segura en su funcionamiento, para que pueda estar en cualquier negocio o casa y, con un cambio de cabezal, puede imprimir en los materiales que salgan en el futuro».

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«Su caja o carcasa de forma redondeada, basada en un estudio termodinámico, también repercute positivamente en la calidad de las impresiones 3D, al incidir en la temperatura interior», explica.

Respecto del repositorio virtual o biblioteca online de objetos 3D al que se accede en www.rascomras.com, Marín indica que «actuará como una fuente ilimitada de productos para ser impresos y creados, desde un dispositivo móvil o un PC, pudiendo descargar e imprimir en minutos cualquier elemento que esté en él».

La mayoría de los elementos del repositorio son gratuitos, aunque «los creativos y desarrolladores que quieran vender sus creaciones y obras de arte, tendrán su lugar y podrán poner precio a sus descargas, como si se tratasen de ‘apps’ para móviles o tabletas, añade.

En cuanto al sistema operativo, este experto señala que su «objetivo es hacer que cualquier persona pueda utilizar su impresora 3D sin limitaciones y de una forma intuitiva y divertida, mediante «aplicaciones de impresión y edición de objetos y juegos pedagógicos, si bien admitirá ‘apps’ para profesionales de la ingeniería, la arquitectura o la odontología».

Según Marín, no existen límites en cuanto a los elementos que se pueden imprimir en 3D y «ya hay en marcha proyectos muy variados, como fabricar robots humanoides, cámaras réflex, prótesis de extremidades, instrumentos musicales, coches a escala real, repuestos de vehículos, y réplicas de estaciones o lanzaderas espaciales.

Las aplicaciones de esta tecnología son inmensas a nivel profesional y doméstico, ya que posibilita tener una fábrica de repuestos para cualquier elemento de nuestro hogar, crear productos personalizados en nuestro pequeño negocio, generar nuevas líneas de producción o innovar en nuestro sector por un precio y un tiempo de espera ridículos, señala.

«En el campo de la educación, gracias a los ecosistemas 3D, los métodos de enseñanza y aprendizaje pueden experimentar un evolución sorprendente, y esta nueva tecnología también revolucionará el ocio, al permitir a los aficionados imprimir sus maquetas, piezas de aeromodelismo o de colección, así como réplicas de todo tipo de objetos y muñecos», según Marín.

¡Imprímsase su propia comida!

Otras de las aplicaciones más innovadoras de la tecnologías 3D es la Food Printer, desarrollada como fruto de la colaboración entre el chef Paco Morales, y los arquitectos y diseñadores José Ramón Tramoyeres, de GGlab, y Luis Fraguada, quienes han formado el grupo de investigación Robots in Gastronomy.

«Food Printer es una impresora 3D que imprime comida y que, básicamente, va acumulando comida capa a capa y generando el volumen. Para crear el modelo 3D se utiliza cualquier software de modelado 3D y, para el archivo que necesita la impresora, se utiliza un software desarrollado por Robots in Gastronomy», explica a EFE, José Ramón Tramoyeres, de Green Geometries Laboratory, Gglab (www.gglab.org).

Según Tramoyeres, esta impresora 3D utiliza jeringas especiales como cartuchos, por lo que puede imprimir cualquier alimento que se pueda meter en una jeringa y que además esté a temperatura ambiente y tenga una cierta consistencia.

Food Printer también ha impreso alimentos más líquidos dentro de un medio de diferente densidad e inmiscible, es decir que no puede mezclarse, como los noodles (un tipo de fideos), añade.

Con este tipo de máquinas las personas se podrán descargar las formas ideadas por sus cocineros favoritos e imprimirlas en casa igual que se haría en el restaurante, explica Tramoyeres.

En cuanto a la gastronomía, según el experto de GGblab, contar con una máquina de impresión en 3D «nos permite imprimir, desde estrellas untuosas de chocolate, hasta noodles de foie-gras y otros productos hechos de queso, todos los cuales están actualmente en proceso de pruebas».

Al comensal lo que más le asombra es la capacidad inicial y poco explotada que tienen las elaboraciones culinarias que estamos desarrollando. Sin duda en unos años no será difícil encontrarlas en las casas y restaurantes, señala.

Con la Food Printer podemos replicar todo lo que se nos ocurra intentando imitar formas relacionadas con la naturaleza, como una piedra, un musgo o un tronco¡la lista es infinita!. Estamos en el punto de seguir haciendo productos con formas nuevas y diferentes, adelanta Tramoyeres a Efe.

Fábricas en órbita

La tecnología 3D también se proyecta al espacio, como demuestra la Agencia Espacial Europea (ESA), que está allanando el camino para los metales impresos-3D destinados a la fabricación y construcción de alta calidad y con formas intrincadas, a través del proyecto AMAZE.

«Queremos construir los mejores productos de metal de calidad que jamás se hayan hecho», según David Jarvis, director de Nuevos Materiales y de Investigación de la Energía de la ESA.

Según la ESA, «la impresión 3D está considerada como la tercera revolución industrial y consiste en construir un objeto sólido mediante la fusión de los materiales en polvo o en forma de alambre, y a partir de una serie de capas, cada una impresa sobre la parte superior de la anterior, por lo que también se conoce como fabricación aditiva».

AMAZE aspira a poner la primera impresora de metal 3D en la Estación Espacial Internacional, para permitir a los astronautas que produzcan herramientas y nuevas estructuras, y también prevé la impresión de satélites completos y utilizar esta tecnología para misiones a la Luna y Marte.

«Los expertos de la ESA están concentrando su trabajo en la fusión de los distintos materiales para producir componentes de ingeniería de muy alta tecnología, mediante láseres, haces de electrones e incluso plasma, ya que algunos de estos solo se funden a 3.500 grados centígrados de temperatura», según David.

También se enfocan en obtener aleaciones para imprimir componentes ligeros de alta resistencia, efectuando combinaciones exóticas de elementos muy caros como el tungsteno, el niobio o el platino, sin que haya desperdicios.

La tecnología AMAZE permitirá fabricar alas de aviones, motores de avión y sistemas de automoción de la más alta calidad, denominada «calidad espacial», según la ESA.

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