Honduras combate a la “pastilla del amor”
* Campesinos aplican un método basado en trozos de candelas en los silos que hace innecesario el uso de las tóxicas tabletas de fosfina
Aunque en Nicaragua dejó de hablarse abruptamente de la fosfina o “pastilla del amor”, eso no significa que los suicidios con esas tabletas tóxicas hayan terminado. Por el contrario, nos decía recientemente un siquiatra que los casos de las personas que se quitan la vida han aumentado en nuestro país.
Lo que ocurre es que había tal profusión de información en torno al uso de la fosfina, que las autoridades de salud en Nicaragua llegaron a pensar que se estaba haciendo demasiada propaganda a esas pastillas para “curar” granos. Y llegaron a acuerdos con los medios de comunicación hace varios años para no seguir publicando con gran alharaca el suicidio de adolescentes atormentados por desengaños amorosos.
En Honduras la “pastilla del amor” también es usada por los enamorados con el corazón roto para poner fin a su vida de la manera más dolorosa, debido a los estragos que el fósforo causa en sus entrañas, pero ahí las familias campesinas encontraron un método para decirle adiós a la fosfina o Phostoxin.
La Red Sicta señala que cuatro «cabitos» de vela encendidos pegados a un pequeño plato de porcelana, alumbran las noches de las familias campesinas centroamericanas donde la luz eléctrica no ha dejado de ser una ilusión.
En el departamento hondureño de Santa Bárbara, un grupo de pequeños productores de semilla de maíz, descubrió que esas «candelitas» también son un arma muy poderosa para matar gorgojos, huevecillos y larvas, y han dejado de usar la famosa y extremadamente tóxica pastilla Phostoxin a la hora de almacenar sus granos en silos metálicos.
«Si esa pastilla mata gorgojos y mata gente, qué daños no podrá estar causando también a la semilla y a los granos», se pregunta Plinio Cardona, un veterano agricultor y ahora presidente de la Asociación de Productores de Semilla de Arada (Emproseca), en el departamento de Santa Bárbara.
Un buen día, después de escuchar a un extensionista que la ausencia de oxígeno en todo almacenamiento hermético es lo que acaba con los seres vivos que se alojan en su interior, Cardona recuerda que se les vino la idea de «quemar el oxígeno dentro de los silos usando los cabitos de vela encendidos».
«De una vela pequeña hicimos cuatro pedacitos, los pegamos en un platillo de porcelana y los pusimos dentro del silo, sobre el maíz que ya había sido colocado casi hasta el tope, dejando unas seis pulgadas sin llenar», relata.
Agrega que «luego encendimos las velitas y tapamos el silo herméticamente, para que no entre ni salga aire. En ese momento comienza el proceso de quema del oxígeno que quedó encerrado dentro del silo y que dura poquísimos minutos. Cuando ya no hay oxígeno, las velas se apagan solitas y, adentro, solo queda dióxido de carbono, el cual fulmina al gorgojo y a los huevecillos».
Plinio Cardona asegura que este ensayo lo han adoptado la mayoría de los 1,200 pequeños productores de semilla de maíz vinculados directa o indirectamente con la organización Emproseca. La garantía de que esta original idea funciona es que la producción de semilla de maíz la guardan así y luego la venden al Estado y a organizaciones de pequeños productores del noroccidente de Honduras.
«La clave está en cerrar herméticamente el silo, para que no entre ni salga nada de aire», reitera el agricultor y dirigente campesino.
El año pasado los socios de Emproseca participaron exitosamente en un proyecto cofinanciado por el IICA-Red SICTA-Cooperación Suiza, para probar la tolerancia a sequías de nuevas variedades de maíz producidas por el DICTA y aplicar mejores densidades de siembra. Los resultados finales de esos ensayos serán divulgados en las próximas semanas.
El método, paso a paso
1. Llene el silo metálico con el grano o semilla de maíz o frijol bien seco, dejando unas seis pulgadas del silo sin llenar.
2. Pegue cuatro cabitos de vela sobre un platillo de porcelana y colóquelo dentro del silo, sobre los granos de maíz o frijol.
3. Encienda los cabitos de vela.
4. Tape herméticamente el silo para evitar que entre o salga aire. Preferiblemente use cinta adhesiva (tape) para sellar la tapa superior y la tapita inferior del silo. Este paso es crucial para que el método funcione.
5. En pocos minutos todo el aire que se encontraba al interior del silo se quema, las velitas se apagan por si solas y el oxígeno se transforma en dióxido de carbono. Todos los insectos y los huevecillos que están en el interior del silo mueren en poco tiempo, debido a la falta de oxígeno.
6. Ahora los granos o semillas almacenados se encuentran protegidos de las plagas.