Ticos no han terminado de repartirse Guanacaste
Puntarenas desea quedarse con algunas de las bellezas de Guanacaste.
Los congresistas se disputan las playas, islas y hondonadas que están en los tres distritos y se aprestan a decidir si crean un nuevo cantón denominado La Península, o si dejan las cosas en manos de los ciudadanos para que, mediante un plebiscito, escojan si quieren pertenecer a Puntarenas o a Guanacaste.
Los congresistas deben decidirse entre los proyectos 14.534 y 17.730; uno presentado por puntarenenses, y otro por guanacastecos que reclaman para sí los territorios.
Los congresistas forman parte de una comisión especial que se encarga de decidir si se crea o no el nuevo cantón La Península, integrado por estos tres distritos, los cuales, actualmente, forman parte del cantón central de Puntarenas.
La comisión está compuesta por tres diputados de Puntarenas y tres de Guanacaste, más el presidente legislativo, Juan Carlos Mendoza.
A Puntarenas la representan Agnes Gómez, de Liberación Nacional (PLN); Jorge Gamboa, del Partido Acción Ciudadana (PAC), y Rodolfo Sotomayor, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC).
Por Guanacaste, la integran María Ocampo y Luis Antonio Aiza (del PLN), y Ernesto Chavarría, del Movimiento Libertario (ML).
Orígenes. El conflicto tiene su raíz en una decisión tomada en el gobierno de Alfredo González Flores (1914-1917) mediante la cual se dio la administración de esos territorios a lo que es hoy el cantón Central de la provincia de Puntarenas.
Sin embargo, ahora los diputados se acercan a una posible redefinición debido a un reclamo histórico de los representantes guanacastecos.
El presidente legislativo acepta que es un tema escabroso, pero que se debe tomar una decisión. “No se había querido asumir esta discusión. Creo que por polémicos que sean, los temas hay que asumirlos, enfrentarlos y atenderlos”. El voto del presidente legislativo decidiría el futuro de la discusión.
La comisión tiene tiempo de dictaminar el 4 de agosto. Para entonces, Mendoza espera que haya humo blanco.
ESTEBAN A. MATA
La Nación