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Flechas y balas… ¿vivimos en el lejano Oeste?

Dr. Enrique Rimbaud1Dr. Enrique Rimbaud

Cuando era niño, hace bastantes años, no había películas de zombies ni de virus, ni de holocaustos ni de desastres naturales desproporcionados que nos llevan al fin del mundo, ni de héroes súper poderosos, el cine se ceñía a reglas básicas, y las películas de acción no salían de tres temas… Los western (películas de vaqueros, indios y cowboys, o villanos a caballo), la Segunda Guerra Mundial o piratas surcando los mares.

Hoy, los propios hechos acaecidos en los últimos tiempos, la salida abrupta de la cotidianeidad a lo esotérico e increíble, nos han llevado a sentir nuevamente las mismas sensaciones que nos brindaban las películas de Yul Brynner, Kirk Douglas, John Wayne o el joven Clint Eastwood…

En poco más de un mes, hemos vivido desde perros asesinados brutalmente a flechazos, así como así y como suena, aunque parezca increíble, perros traídos a la clínica atravesados por una flecha al mejor estilo de un ataque Apache, Sioux o Navajo… Hasta perros traídos a la clínica baleados, con tres o cuatro orificios de bala, impotentes sin poder creer lo que vemos y estamos atendiendo…

Esto nos hace cuestionar muchas cosas, ¿realmente estamos viviendo en el Siglo XXI? ¿Realmente estamos en la era de la paz y del amor de Acuario? ¿O hemos hecho una regresión en el tiempo y nos encontramos literal y decididamente en el lejano Oeste?

Balas, flechas… solo falta que en algún rincón del país alguien le arranque la cabellera a alguien, o veamos armar rápidamente un patíbulo para colgar a alguien luego de un efímero pero eficaz juicio.

Si es así, evidentemente los caballos subirán de precio y se cotizarán terriblemente, dado que todos tendremos que andar a caballo, cargando nuestras armas en cananas de cuero, con balas en ristras cruzando el pecho, cambiando las gorras por sombreros, botas con espuelas bien escandalosas, y el rifle atravesado en la montura…

El gobierno deberá poner a funcionar nuevamente los trenes para mejorar la puesta en escena y la dinamita se venderá en las góndolas de los supermercados.

Una locura, realmente una locura de una sociedad cada día más alienada y temerosa de la misma sociedad en la que vive y convive…

Los ciudadanos de la carretera Sur, hoy se esconden, no salen, no caminan ni corren, ni usan sus jardines, en un terror atávico que nos recuerda a cuando la gente se encerraba en sus casas en aquel western memorable “El tren de las 3:10 a Yuma”… ¿por qué? Porque no se sabe de dónde puede venir una flecha, una bala o algo peor.

Precisamos paz, tranquilidad, sosiego, y esto solo se puede conseguir si la Policía Nacional realizara una conferencia de prensa comunicándole al pueblo QUIÉNES FUERON LOS CULPABLES DE LOS ASESINATOS A LOS PERROS, en un proceso judicial que la población seguirá atentamente a través de los medios, ESPERANDO LA MAYOR DE LAS CONDENAS. ¡Precisamos JUSTICIA! Precisamos ver que los poderes del Estado están dispuestos a aprehender, detener, procesar y condenar a los culpables de estos biocidios, sea quien sea, no importando condición económica, política o social, una señal positiva de que el sistema sirve para todos.

¡Justicia para los perros asesinados!
¡Paz para la sociedad!
¡Porque los animales nos importan!

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