Éxodo de niños indica que algo grave está pasando
Acompañados por el sacerdote Alejandro Solalinde y activistas de Amnistía Internacional (AI) en México, migrantes centroamericanos realizaron protestas en las embajadas de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, para exigir a los gobiernos de esos países que compartan su responsabilidad por el éxodo de personas que buscan llegar a Estados Unidos.
Solalinde Guerra, coordinador de la Pastoral de la Movilidad Humana, criticó que frente a la tragedia humanitaria el gobierno de Enrique Peña Nieto mantenga una “política reproductiva del sistema de seguridad y estrategia de Estados Unidos”, según publica Proceso.
Ante el anuncio de que el gobierno de Barack Obama reforzará su frontera sur para impedir el paso de indocumentados, sobre todo de menores de edad que viajan solos, el religioso consideró previsible la reacción estadunidense por “ser un imperio que tiene que proteger los intereses de los ricos”.
Frente a la tragedia, fustigó, “nos debe avergonzar lo que pasa del Bravo para acá. México no puede seguir simplemente aplicando una política reproductiva de la política de seguridad estratégica de Estados Unidos. México tiene que retomar su vocación y capacidad de asilo”.
En la primera parada del recorrido de la caravana de migrantes, en la embajada de Honduras, el también responsable del albergue Hermanos en el Camino de Tuxtepec, Oaxaca, resaltó que en la reunión con el embajador José Mariano Castillo Mercado, éste se dijo sorprendido por la información que le proporcionaron sus compatriotas, víctimas de abusos y terribles delitos en su paso por México de camino a Estados Unidos.
“El embajador dijo que no tenía información, que había oído algo que eran figuraciones, esa fue la palabra que escuchó, cuando la mayoría de los migrantes, en el caso de mujeres violadas, son hondureñas; la mayoría de los extorsionados, son hondureños, y muchos de los que participan forzadamente como sicarios y que van a las cárceles, son hondureños, y también la mayoría de los que han encontrado y encontrarán en las fosas clandestinas, como las de Texas, son hondureños. Hay que entender que el embajador está ahí para proteger a su gobierno, no al pueblo”, acotó Solalinde.
El sacerdote insistió en la gravedad del problema al señalar que para los gobiernos de México, Centroamérica y Estados Unidos debería por lo menos inquietarles que “miles de niños y madres están huyendo de sus países, eso es señal de que algo muy grave está pasando y que es necesario actuar”.
Después de proponer la creación de un programa de estancia intermedia en México para migrantes centroamericanos, en tanto se mejoran las condiciones de seguridad para quienes salieron huyendo, Solalinde resaltó las intervenciones de los indocumentados al entrevistarse con autoridades diplomáticas, al ofrecer “propuestas muy profesionales, porque si hay quién sepa qué es lo que pasa en sus países de origen y en el tránsito a Estados Unidos, son ellos”.
Chasel Colorado, coordinadora de incidencia en políticas públicas de AI, insistió en que México y no sólo los países de origen de los migrantes tienen una responsabilidad humanitaria ante la crisis acentuada en este año.
Los abusos cometidos contra migrantes como “extorsiones, palizas y violencia sexual”, y la falta de atención de las sedes diplomáticas, resaltó, son los temas de mayor preocupación para Amnistía, “por lo que las autoridades mexicanas no tienen excusa para continuar ignorando los derechos más fundamentales de las personas migrantes”.
A unos días de que el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, se reuniera con funcionarios de Guatemala, Honduras y El Salvador para anunciar que Obama destinará 9.6 millones de dólares a esos países para la repatriación de migrantes, los integrantes de la caravana encabezada por Solalinde manifestaron su inconformidad por la respuesta de sus gobiernos a la crisis humanitaria.
El hondureño Wilson Alexis Machado se quejó de que el gobierno de Juan Orlando Hernández haya aceptado el apoyo del gobierno de Estados Unidos “para la devolución de los migrantes, sólo le interesa el dinero, no la gente”.
Luego del encuentro con la diplomacia de su país, dijo sentirse “más que decepcionado, enojado y enfadado, porque tenemos a políticos impotentes que dicen que no pueden hacer nada, que no tienen facultades más que para retransmitir el mensaje y servir de canal de comunicación, porque su trabajo es secretarial, documentarnos para que México pueda deportarnos”.