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El celibato no es dogma

Rubén Aguilar Valenzuela.

Rubén Aguilar Valenzuela.

Rubén Aguilar Valenzuela

El papa Francisco en el avión, de regreso del viaje a Jordania, Palestina e Israel, a pregunta expresa de un periodista respondió de manera directa que no admite interpretación: “El celibato es una regla de vida que aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia, pero ya que no es un dogma, la puerta está siempre abierta”, para el diálogo y el cambio.

Las iglesias de Oriente que deben obediencia al obispo de Roma, como la maronita y algunas ortodoxas, admiten desde siempre que sus sacerdotes se casen. El Vaticano permite ahora que pastores casados de la iglesia anglicana pasen a la iglesia católica y mantengan su matrimonio. Hoy en la Gran Bretaña eso ocurre con frecuencia.

La norma disciplinar del celibato obligatorio para los sacerdotes sólo aplica, pues, a los de la iglesia católica romana o de rito latino. Una primera disposición viene del Concilio de Elvira del siglo IV, pero en realidad se empieza a exigir a partir del Concilio de Trento ya avanzado el siglo XVI. Por 1,600 años no fue un tema primordial de la iglesia romana.

Por siglos fue práctica común entre sacerdotes del clero diocesano, no los de congregaciones u órdenes religiosas, que estuvieran acompañados de una pareja y que tuvieran familia. En los siglos XV y principios del XVI fue una práctica permitida y aceptada por la Iglesia y la sociedad que algunos papas tuvieran mujer y familia.

A los fieles de ese entonces no les representaba escándalo y más bien era visto como algo normal. Ahora mismo hay sacerdotes casados en la iglesia católica que con la autorización de sus obispos continúan ejerciendo su ministerio en países de Europa y América Latina. Cierto que son todavía muy pocos, pero existen.

En Europa y América Latina hay un buen número de sacerdotes, no existen estadísticas oficiales, que viven “clandestinamente” con una pareja, también con hijos, y como tal, están fuera de la “norma”.

Ellos asumen conscientemente que no faltan a un dogma y en todo caso rompen una disciplina que sólo aplica en la Iglesia católica romana.

Así, el celibato obligatorio de los sacerdotes en la Iglesia católica es una norma relativa y excepcional. La situación es en todo caso, para decirle de una manera, inconsistente y contradictoria. Es norma para unos, pero no para todos los sacerdotes que deben fidelidad al obispo de Roma.

La situación del celibato obligatoria en la iglesia de rito latino es insostenible, pero a pesar de eso los sectores más conservadores de la jerarquía, que son los más, se cierran a la realidad. En el mundo hay 100,000 sacerdotes que dejaron el ministerio para casarse, según la Conferencia Internacional de Curas Casados (CICC).

Es cierto que si cambia la norma, no todos estos sacerdotes volverían a su ministerio, pero una buena parte sí lo haría. La Iglesia católica romana haría bien en modificar esa práctica, para hacer frente a la falta de sacerdotes y a la carencia alarmante de seminaristas en todo el mundo, pero sobre todo en los países de Europa. Es seguro que algún día va a suceder.

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