Costa Rica en medio de dos canales interoceánicos
Ernesto Escorriola Hernández
La Prensa Libre
A propósito de la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua, el grueso de los costarricenses no fija una posición precisa. Me atrevería a señalar que ni el mismo Gobierno de la República lo ha hecho, al limitarse (por el momento) a exigirle al de Ortega documentación sobre las implicaciones ambientales.
Hace poco más de un año fue adjudicada la Concesión para la construcción del Gran Canal por el Parlamento nica, y recuerdo claramente las palabras sobre la perspectiva del presidente Ortega en una conferencia de prensa aquellos días, refiriéndose a eventuales beneficios económicos para Costa Rica.
Pese a esta realidad, en Costa Rica no se ha caído en cuenta sobre la trascendencia de este hecho histórico, y dentro de unos años seremos un país en medio de dos canales trascendentales y notables para el comercio en América y el resto del mundo.
Esto nos abre millones de oportunidades y encrucijadas para constituirnos en un centro logístico internacional, de servicios conexos, inversiones, negocios y demás, pero por mucho podríamos llegar a ser el gran centro de distribución de mercancías en esta parte del mundo.
Sin embargo, aún hay compatriotas que les cohíbe y le temen a construcciones grandes y visionarias, pero necesarias. Como el caso de la terminal de APM Terminals. Esta empresa cuenta con amplios ejemplos verídicos de calidad, proactividad y avance, como por ejemplo la Terminal de Yokohama, la de Algeciras, el Canal de Suez y el de Rotterdam, entre muchos otros.
Por eso, en este caso, no se trata de castigar empresas que han contribuido al desarrollo del comercio internacional de forma eficiente; a cambio de seguir con la terquedad enfermiza de mantener a dos de los puertos más vergonzosos, ineficientes e ineficaces del globo (Moín y Limón).
Tenemos tiempo para planificar muchas ideas y hacerlas realidad, como superiores y ágiles puertos, mejores aeropuertos, sobresalientes vías de comunicación, transporte, ferrocarriles, terminales y hasta un posible “canal seco”.
No se trata de ideologías de derecha-izquierda, estatismos o no estatismos; se presenta el forzoso desafío de lograr desarrollo por medio del comercio internacional en Centroamérica. ¡Que no se nos ocurra quedarnos de brazos cruzados!