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A los desaparecidos, los mataron

muertosRubén Aguilar Valenzuela

El padre Alejandro Solalinde, el pasado 16 de octubre, reveló al corresponsal de la agencia Nóvosti en México, Victor Flores, que los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Maestros de Ayotzinapa, Guerrero, secuestrados por la policía y los narcos, “están muertos” y que a algunos “los quemaron vivos”.

En el marco del XI Foro de Derechos Humanos del Sistema Universitario Jesuita, en la Universidad Iberoamericana de Puebla, el padre dio una entrevista exclusiva al corresponsal de la agencia rusa y a la corresponsal del diario Der Standard, de Viena.

El sacerdote, Premio Nacional de Derechos Humanos del 2012, que recibió de manos del presidente Peña Nieto, con base en información de testigos presenciales, asegura que asesinaron a todos los estudiantes y luego los quemaron y eso incluyó a algunos que estaban heridos.

“La primera información directa la tuve el domingo pasado. La segunda la tuve en la ciudad de México. Lo primero que supe es que hay testigos, pero tienen miedo de hablar, son testigos de los mismos policías”, dice Solalinde.

El padre, al referirse a sus informantes, añade que “siempre hay alguien que tiene conciencia; pero si hablan temen que los vayan a matar” y que ahora dan su testimonio a “personas muy conocidas en México, que están investigando y han despertado la confianza de ellos. A mí me lo contaron y me lo confiaron…”.

Solalinde dice estar dispuesto a colaborar con las autoridades, para que se conozcan los hechos y que “todo lo que yo sepa, si es para el esclarecimiento de la verdad, lo voy a decir, salvo que afecte a terceras personas”.

El sacerdote asegura que ha tenido contacto también con un sobreviviente de los 80 estudiantes agredidos a balazos la noche del 26 de septiembre y la madrugada siguiente cuando murieron seis de ellos, 20 fueron heridos y otros 43 secuestrados a manos de policías e integrantes del grupo Guerreros Unidos.

Solalinde confirma que los testigos del asesinato de los estudiantes son parte de los agresores: “Que tienen mucho miedo y están hablando. Pero saben que si se sabe que hablaron, los van a matar. A los estudiantes los mataron, es lo que esta persona está diciendo. Los calcinaron con diésel”.

El padre asegura a Nóvosti que el gobernador de Guerrero y el gobierno federal saben ya que los estudiantes están muertos y sus cuerpos calcinados. No dice que conozcan dónde están enterrados. El padre está obligado a proteger a sus informantes y su información es clave, para esclarecer los hechos y dar con los desaparecidos.

Llama la atención que sean corresponsales extranjeros, que trabajan en México, a quienes se concede esta entrevista y sean ellos los que la den a conocer al país y al mundo. ¿Es sólo una casualidad? ¿Los defensores de los derechos humanos desconfían de los periodistas nacionales? No es el tema fundamental, pero invita a la reflexión.

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