¡A combatir el sedentarismo!
La actividad física regular es indispensable para el buen funcionamiento del cuerpo y de la mente y contribuye a disminuir el riesgo de padecer enfermedades.
Como consecuencia de la vida moderna, los niveles de actividad física han decaído de manera alarmante, contribuyendo al sobrepeso, la obesidad y al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles.
Un reciente reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que la inactividad física es la cuarta causa de muerte a nivel mundial, precedida por la hipertensión arterial, la diabetes y el tabaquismo.
Según este reporte, entre el 6% y el 10 % de las enfermedades crónicas no transmisibles son atribuibles a la inactividad física, como enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, cáncer de colon y cáncer de mama. También nos revela que más de 5.3 millones de fallecimientos cada año en el mundo podrían evitarse si practicáramos algún tipo de ejercicio.
Este mismo reporte indica que alrededor de un 30% de adultos en el mundo entero es inactivo físicamente y que este porcentaje podría subir hasta un 80% en adolescentes entre los 13 y 15 años.
La revista Archivos de Medicina Interna publicó en el año 2012 un estudio australiano que destaca que estar sentado de manera prolongada (más de 6 horas cada día) es un factor de riesgo para todas las causas de mortalidad, independiente de la actividad física realizada cada día.
Como parte de las recomendaciones, la investigación aconseja a las autoridades tomar acciones que permitan reducir el tiempo que pasamos sentados e incrementar la actividad física en todos los niveles.
La recomendación para las niñas y los niños es que practiquen al menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada a vigorosa todos los días, y en los adultos es de 30 minutos diario todos los días. El reto está en motivarlos a moverse.
¿Cómo medir la intensidad de la actividad física?
Esto es importante para conocer nuestra capacidad física y para esto podemos usar tres indicadores:
Actividad física leve: no causa sudoración ni dificultad al respirar, se puede conversar en este nivel. El ejemplo clásico es caminar a paso normal.
Actividad física moderada: causa sudoración y cierta dificultad respiratoria, es posible mantener una conversación pero con palabras cortas o monosílabos. Ejemplo: caminar rápido cuando a uno lo deja el autobús o andar en bicicleta.
Actividad física intensa: provoca una sudoración intensa. En esta etapa es difícil mantener una conversación ya que la persona queda “sin aliento”. Ejemplos: nadar intensamente o correr.
Con los niños podemos organizar juegos al aire libre como la rayuela, el macho parado, arriba, etc. También se pueden motivar para andar en bicicleta o disfrutar de las clases de educación física en el colegio. El mensaje deber ser claro: la actividad física debe ser parte de tu día a día.
Para los adultos el mejor ejercicio es el que se adapte a cada persona, a sus motivaciones y vida cotidiana. Cosas tan sencillas como salir a caminar, andar en bicicleta y bailar.
¡A moverse!
Dr. Enrique Medina Sandino
Pediatra Endocrinólogo
Coordinador para Nicaragua Excercise is Medecines.