Libro tico sobre indígenas de Nicaragua
Un libro de la antropóloga e historiadora costarricense Eugenia Ibarra, indaga en las relaciones que se produjeron cuando varios pueblos indígenas de origen mesoamericano se instalaron en los territorios del Pacífico nicaragüense y lo que hoy es Nicoya (Guanacaste).
En su investigación, la autora analiza la evolución social y cultural que se produjo en esa zona – conocida por los arqueólogos como la Gran Nicoya– desde el 800 d. C. hasta el siglo XVI, según publica el diario La Nación.
Entre el dominio y la resistencia: los pueblos indígenas del Pacífico de Nicaragua y Nicoya en el siglo XVI sostiene que, debido a esas interacciones entre los grupos que migraron y los locales, el panorama en el momento de la llegada de los conquistadores españoles era pluricultural.
“Existe gran cantidad de piezas arqueológicas que fueron confeccionadas por estos grupos; sin embargo, su historia es muy poco conocida”, declaró Ibarra.
De acuerdo con la investigadora, en esa zona habitaban grupos indígenas que hablaban lenguas emparentadas con la familia lingüística chibcha, como los corobicíes (Costa Rica) y los matagalpas (Nicaragua).
Estos pueblos tenían una organización cacical.
“Alrededor del año 800 d. C. se produjeron migraciones de pueblos de origen mesoamericano, como los chorotegas y los nicaraos, lo cual produjo una serie de transformaciones tanto en las sociedades locales como en las recién llegadas”, explicó la historiadora.
El término “Mesoamérica” fue creado en 1943 por el antropólogo Paul Kirchhoff para referirse a una gran área cultural que comprende el centro y sureste de México, así como Guatemala, El Salvador, Belice y la zona occidental de Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Según explicó Ibarra, la instalación de los inmigrantes mesoamericanos en el Pacífico nicaragüense y Nicoya tuvo sus características particulares.
“No fue que llegaron y arrasaron con todo, como suele suceder en muchas civilizaciones de la historia, sino que ellos aprovecharon los recursos existentes y el sistema establecido para su propio beneficio”, agregó.
De este modo, los extranjeros respetaron, hasta cierto punto, la organización política y social que se encontraron; no obstante, se aprovecharon de las materias primas para recolectar tributos.
La historiadora detalló que las tensiones entre la dominación de los invasores y la resistencia de los locales fueron distintas a lo largo de 700 años (desde el 800 d. C. hasta el siglo XVI).